En la industria automotriz la autonomía vehicular es prácticamente una obsesión. Compañías gigantes se pelean por tener la iniciativa e invierten millones en modelos futuristas. Todos los caminos conducen hacia un campo dominado por la inteligencia artificial, una realidad inevitable: en cuestión de tiempo la conducción sin intervención humana desembarcará.
Pero el enfoque no está puesto solo en autos particulares, sino también en transportes públicos. A comienzos de 2016 la multinacional china Yutong lanzó la primera flota -de seis colectivos- sin conductores. Luego fue la empresa de transporte Uber quien sumó en pruebas a autos de este tipo en Estados Unidos. Ahora la moda se mudó a París, ya que el pasado fin de semana se estrenó el primer minibús autónomo.
La Administración de Transportes Parisinos (RATP) encabezó la demostración del vehículo sin chofer en la capital del país galo. Compacto y cuadrado, el pequeño vehículo blanco con vigos verdes recorrió durante toda una tarde un circuito de unos cientos de metros en las riberas del Sena, ante la mirada de asombro de los transeúntes.
El prototipo, guiado por un sistema avanzado de radares, cámaras y localización por GPS, circulará todos los días entre las estaciones de Lyon y Austerlitz hasta principios de abril, cuando termine la fase de prueba. El pasaje es gratuito. Antes, había sido medido en circuitos cerrados de Holanda, Japón, Singapur y California (EEUU), mientras que en Helsinki ensayó en en la calle.
El minibús es capaz adapta su velocidad a su entorno y puede, en caso de ser necesario, detenerse completamente para seguridad de los peatones y de los pasajeros. Entre las especificaciones técnicas, cuenta con canales de conectividad (V2V o V2I), que le permiten realizar un intercambio de información de interés con la propia infraestructura y con otros vehículos.
Denominado EZ10 y a cargo de la startup francés Easymile, es capaz de esquivar cualquier tipo de obstáculo durante su recorrido y no requiere de grandes obras de infraestructura para su paso gracias a los sistemas de posicionamiento y sensores de odometría que posee. Desprovisto de volante y del espacio del conductor, el vehículo puede circular hasta a 25 km/h.
El ejemplar también tiene su aporte eco-friendly, ya que es eléctrico. La energía la obtiene de una batería de ion de litio que en ocho horas es capaz de cargarse al 100 por ciento. Su autonomía alcanza los 80 kilómetros, un equivalente aproximado a 12 horas.
Cuenta con suficiente espacio como para transportar a una docena de pasajeros, siempre y cuando la mitad vaya de pie: en el interior son seis los asientos disponibles para que los usuarios vivan una experiencia fuera de los habitual.
La idea de cuna fue utilizar estos vehículos sostenibles en rutas cortas de aeropuertos, campus universitarios, polígonos industriales, hospitales, parques de entretenimiento o recintos feriales. Ahora que tomaron las calles parisinas prometen expandirse a los principales centros urbanos del mundo. En los planes de la empresa figura el lanzamiento en 2017 de una flota aproximada de 200 unidades.
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