La carrera silenciosa: qué sucede alrededor de la Fórmula E

La competición de autos eléctricos es más que una cita deportiva de monoplazas ecológicos: es una declaración de principios. En franco crecimiento, seduce con su valor futurista y sustentable. Cómo es la trastienda de una carrera que cambió el rugido del motor por un zumbido

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En la Fórmula E compiten
En la Fórmula E compiten 20 autos eléctricos de diez equipos que recorrerán los cinco continentes

Hay un zumbido, va de mayor a menor, se apaga y se vuelve a encender. Es una música permanente, un sonido futurista. Se oye cuando el vehículo acelera. No hay ruido de motor, no hay rugidos, hay zumbidos. Son más sensibles, más tímidos. Son higiénicos, limpios. Es la banda sonora de la Fórmula E, la competencia de automovilismo de autos eléctricos, la cita deportiva bandera en la concientización del cambio climático y las energías renovables.

Que se corriera en Marrakech la segunda fecha del Campeonato Fórmula E FIA 2016-17, que la ganara el suizo Sebastien Buemi, campeón vigente y líder del certamen actual, que la religión musulmana haya prohibido festejar con champagne, que el cordobés José María "Pechito" López sumara su primer punto en la categoría al finalizar décimo son meros datos estadísticos de exclusiva índole deportiva. La Fórmula E es algo más que eso: es una declaración de principios, una toma de decisiones, una expresión de futuro. La premisa tácita es montar un show que entretenga, divierta, seduzca y certifique que la ecología no cercena la competitividad. Honra a las próximas generaciones. Promueve conductas de sustentabilidad. Evangeliza sobre ambientalismo.

Por cada carrera los pilotos usan dos autos y es fundamental saber gestionar la energía. La clave es “ser rápido sin acelerar”

Es la primera vez que este campeonato se corre en suelo africano. No es un dato que supere la carga informativa que sugiere la elección de los circuitos callejeros asignados: trazados urbanos, vías de tráfico regulares, cercanas a la civilización. No es una voluntad arbitraria. Es acorde a un mensaje orgánico. En Marrakech (en la pista Moulay El Hassan, el nombre del príncipe de 12 años heredero del Reino de Marruecos), el cardumen de ciclomotores y motos de baja cilindrada con propulsores que gritaban más que los monoplaza eléctricos se agolparon para conocer qué eran esas máquinas de cero emisión de gases contaminantes que zumbaban. La próxima fecha será en Buenos Aires, el 18 de febrero en las calles porteñas -aún no se confirmó que sea Puerto Madero-; el calendario también indica ciudades del calibre de Hong Kong, Mónaco, París, Nueva York y Montreal.

Marrakech recibió en la misma
Marrakech recibió en la misma semana a la Fórmula E y a la COP22, un congreso ambientalista de la ONU

La ciudad marroquí albergó en simultáneo la Cumbre COP22, la vigésimo segunda sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Ese sí es un dato que valida la realización de esta carrera. El ePrix fue el evento deportivo oficial del congreso ambiental, socio coparticipativo y divulgador de las mismas predicciones. Alejandro Agag, CEO de la competencia, celebró esta unión: "La Fórmula E está totalmente consciente de los desafíos y riesgos que presenta el cambio climático y es un gran honor formar parte del foro más importante para combatir este problema". Que el presidente del comité de la ONU, Salah Eddine Mezouar, haya sido el encargado de entregarle la copa al ganador de la carrera es un componente que cohesiona la magnitud de ambos eventos, nada casuales, contemporáneos, asociados.

Marrakech se convirtió, al menos por un rato, en la ciudad del compromiso mundial por un futuro sostenible. El núcleo de la lucha contra el cambio climático. La escenografía casi uniforme -mezquitas, palacios, hoteles construidos sobre una típica arquitectura islámica-, el olor, el color polvo predominante, la tierra, las palmeras, el paisaje monocorde se rompían sólo con el azul eléctrico de los carteles del circuito y los grandes afiches que promocionaban el COP22. La ciudad estaba convulsionada. Había llegado la Fórmula E, bajo el ala del congreso ambientalista presidido por la ONU.

Highlights from the inaugural #MarrakeshePrix – where @sebastien_buemi was victorious 👊 #ElectricStreetRacing #FormulaE #Racing

Un vídeo publicado por FORMULA E (@fiaformulae) el

"Drive the future" reza el afiche. En la escena prima un espíritu futurista. El zumbido constante le da fondo de sonido a un evento macro que incluye una carrera. Porque en la órbita de la cita protagonista, se confunden otras consignas -satelitales- que dan forma al concepto madre de acompañar al futuro. EMotion Club copó una sección del escenario para promocionar un documental que mostrará la proeza de un auto de Fórmula E en un casquete glaciar en Groenlandia, en la búsqueda por generar conciencia sobre el cambio climático. Toda la energía que demandó montar este show en las calles de Marrakech es renovable, desde la motorización de los autos hasta las luces de los baños públicos.

En la previa al ePrix de Marrakech (paréntesis: la letra "e" antecede a cada vocablo -eVillage, eMotion, eRace, eSports- como si fuese un prefijo de identificación), hubo una demostración de habilidad al volante del equipo Renault Electric Show sobre modelos Zoe 100% eléctricos: no había ruido de motor, el silencio gobernó cuando la música de boliche se dedicó a contemplar la presentación de otros autos ecológicos y silenciosos. Minutos después salió a escena un vehículo sin conductor que giró sobre el circuito a velocidad temerosa. Es parte del programa Roborace, la competición de autos autónomos que se prepara para ser telonera de la Fórmula E. El itinerario previo al ePrix continuó con una simulación de la carrera en videojuegos. Todos los pilotos se divirtieron jugando a chocarse, pasarse y acelerar; y dejaron en claro que son mejores manejando autos de verdad. Luego se sometieron a una rueda de fotos y autógrafos. El show es prioridad.

El crecimiento de la carrera de los autos eléctricos superó los pronósticos de sus organizadores y sponsors. Para su tercer año de competencia, esperaban haber seducido al menos a tres fabricantes. Hoy duplicaron la presencia de las casas automotrices. Citroën, Audi, Renault, Faraday Future, Mahindra y Jaguar financian sus equipos. BMW suministra los vehículos de protocolo y los safety car -modelos X5 e i8 híbridos más otros i3 completamente eléctricos-. La comparación con los bólidos de Fórmula 1 es inevitable, aunque las autoridades se encarguen enfáticamente de desvirtualizar y reprimir el contraste.

Lo corroboró Pechito López, en diálogo con Infobae: "La Fórmula E es una competencia totalmente distinta a las demás, con autos 100% eléctricos, que no quiere copiarle nada a nadie y que se corre en los corazones de las capitales del mundo". El piloto argentino, debutante e integrante del team DS Virgin Racing, resumió el valor ambiental que estimula la categoría: "El mensaje que transmite es que el futuro ya está acá con nosotros y que la contaminación es un problema muy grande para todos".

La Fórmula E encubre un cambio de paradigma. La F1 está en plena transición: su cambio a sistemas de propulsión híbrido queda a mitad de camino. El ruido, ese orgasmo para los románticos del motor, ya no es el mismo. "Es el camino que está tomando el automovilismo", dijo López como si dijera una verdad ya conocida. Quizá la competencia deportiva de autos eléctricos encuentre su auge en el corto plazo. Antes hay que entender cómo se hace para ganar una carrera: "Hay que tratar de ir rápido levantando el pie del acelerador. Por eso es tan difícil. Es una categoría que está creciendo mucho, está despertando el interés de muchos fabricantes y tiene un nivel de pilotos excepcional". Ser rápido sin acelerar: el método para coronarse, en el que interviene la gestión en el ahorro de energía, es una reestructuración de principios cabal.

“Ruido no hay pero siguen siendo autos que se chocan y se pasan. Es 20 veces más entretenida una carrera de Fórmula E que una de Fórmula 1”, dijo Pechito López

Repitió podio Sebastien Buemi y -lo dicho- no hubo alcohol en el festejo. Los papelitos blancos y azules formaron un celeste que le dio una tonalidad eléctrica a la fiesta, en contraste con el color polvo que le da identidad a la ciudad marroquí. La próxima cita se correrá en el futuro. Será en las calles de Buenos Aires, el 18 de febrero de 2017, cuando vuelva a celebrarse la carrera silenciosa, la del zumbido permanente.

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