"Autonomía completa nivel 5". Tesla Motors adelanta la trompa en la carrera por los vehículos autónomos. La industria automotriz compite por la incorporación y adopción de la tecnología que desplaza la cognición humana del volante. La compañía de Elon Musk, que multiplica su inversión mientras tolera pérdidas trimestrales de casi 800 millones de euros, aceleró: anunció que desde ahora todos los modelos que surjan de la cadena de montaje vendrán equipados con el Autopilot 2.0, un sistema 100% autónomo.
El hardware mejorado monta ocho cámaras instaladas que despliegan una visión total de 360 grados en torno al vehículo y vigilan un área de hasta 250 metros. La red conecta también doce sensores ultrasónicos capaces de detectar objetos de todo tipo y tamaño, delante, detrás o a los lados, más un radar delantero que suministra datos adicionales incluso ante cualquier inclemencia climática o natural (niebla, polvo, tormentas). Toda la información es gestionada, procesada y digerida por un ordenador -equipado con una GPU Nvidia Titan- cuya capacidad de cálculo es 40 veces superior al sistema que hoy emplea Tesla en sus autos.
Autopilot 2.0 es un lanzamiento ambicioso, oportuno, un refuerzo a su compromiso por la innovación. Tesla exhibió la evolución de su programa de autonomía vehicular meses después de que su sistema de sensores haya intervenido -o no- en el primer accidente fatal de un auto con independencia parcial en la conducción. En septiembre de 2016 las autoridades estadounidenses abrieron una investigación sobre el caso Joshua Brown, el conductor que murió a bordo de un Model S el 7 de mayo último, en una ruta de Florida, en el sudeste de Estados Unidos. La agencia estadounidense de seguridad vial (NHTSA) precisó que al momento del impacto con un camión el vehículo se encontraba "en sistema de piloto automático".
Ese modelo, como las otras creaciones de Tesla, incorpora el Autopilot, un procesador de autonomía parcial, de niveles 1 y 2, que opera sobre algunas licencias de manejo pero que advierte sobre la necesidad de gestión humana de los comandos. No así el nivel 5: el video que publicó la compañía californiana notifica que la presencia del conductor es únicamente por una imposición legal.
En la presentación, Elon Musk comparó el poderío de la innovación tecnológica con la capacidad humana de discernimiento: "Este sistema permite tener una visión del mundo a la que un humano nunca podría llegar, porque va mucho más allá de sus sentidos. Pero lo importante es que se sienten las bases para conseguir automóviles con un nivel de seguridad que es, al menos, el doble al de una persona y tal vez más". El lanzamiento, según algunos analistas, fue decepcionante y evidente, no trazó nuevos horizontes ni propuso ideas reparadoras. En simultáneo a cierto discurso crítico sobre las políticas de la firma, autoridades alemanas y holandesas solicitaron a Tesla que modifique el nombre de "Autopilot" por considerarlo engañoso.
Estacionar, encontrar espacios libres para tales efectos, distinguir estacionamientos para discapacitados, conducir en ruta y en ciudad, citar al auto en una dirección precisa aún estando en otra parte del país a través del smartphone, la utilidad de este nuevo hardware es orgánica. Aunque aún, se tiñe de un matiz idílico. La predicción apunta a 2018, cuando sus vehículos hayan emergido del proceso de producción. Tesla Motors admitió que aún queda un largo trecho por validar, homologar y obtener el permiso de los reguladores de los nuevos sistemas. La intención es ir añadiéndolos de manera gradual, mediante descargas automáticas que están en vías de implementación. Mientras, Tesla adelanta la trompa en la carrera por los vehículos autónomos.
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