Viaje en el tiempo: cómo eran los autos del siglo XIX

Desde los inicios en el siglo XVIII, cuando los vehículos a vapor eran vistos con recelo hasta llegar al primer motor de combustión hubo un arduo camino de innovación y superación tecnológica. Los visionarios que hicieron posible el surgimiento de una industria próspera

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El primer automóvil de la
El primer automóvil de la historia generaba suspicacias en sus inicios, a fines del siglo XIX

"Carruajes sin caballos": los autos fueron en sus inicios máquinas controversiales. El germen del automóvil fue un triciclo, un extraño invento similar a una pequeña calesa de tres ruedas que carecía de la propulsión de animales. El nacimiento de una era, la construcción de un nuevo paradigma: los acontecimientos disruptivos no suelen generar adhesión inmediata y común. Un juguete para ricos, un aparato vulgar y nocivo, una máquina del terror que atropellaba niños y desbocaba a los caballos.

La competencia por haber fabricado el primer auto de la historia es una práctica moderna sin ganadores declarados. Las leyendas se retroalimentan. La controversia por encumbrar al primero se multiplica. Más allá de los incipientes diseños de Da Vinci, los orígenes se remontan al 23 de octubre de 1769: punto de partida. Nicholas-Joseph Cugnot realizó por las calles de París el primer viaje a bordo de un carromato que denominaría Fardier y que serviría para transportar cañones. Era una especie de triciclo provisto de una máquina de vapor compuesta de una caldera, un timón y un motor de dos cilindros verticales. La rueda delantera era la tractora y, a su vez, directriz para moverse por el desplazamiento de cincuenta litros de agua distribuidos en los cilindros. El movimiento de los pistones se transmitía al eje a través de una rueda dentada.

Una réplica del Fardier de
Una réplica del Fardier de Cugnot está exhibido el Museo Nacional de la Técnica de París

El ingeniero militar había fabricado por entonces el primer vehículo propulsado por factores no humanos: se desplazaba gracias a la fuerza del vapor. Un año después construyó un modelo superior, una versión mejorada del Fardier, capaz de transportar hasta 4.500 kilos a una velocidad de 4 kilómetros por hora. Sobre este precario e irregular carromato la historia también registra el comienzo de una práctica cotidiana: el primer accidente automovilístico. Un evento desafortunado sujeto por informes legendarios, semi míticos, que responsabilizan al complejo manejo de la maquinaria por el derrumbe de una pared. Cugnot desarrolló una tercera versión en 1771 que aún se conserva expuesta en el Museo Nacional de la Técnica de París.

El primer auto de la historia fue registrado bajo la disposición DRP N° 37435

La idealización de este producto contrasta contra la teoría de masificación y producción bajo criterios y estándares históricos. Quizá el carácter medular de la industria automotriz fuera el uso de la combustión interna, una fórmula de motorización que avizora una pronta prescripción. Se impone un cambio de paradigma con el advenimiento de la tecnología, la amenaza del cambio climático y el desarrollo de las energías renovables. Pero si se concibe al auto convencional como uno con un motor de combustión interna, las teorías se reúnen bajo el faro de Karl Benz y el pedido de patentamiento de un revolucionario instrumento móvil. El 29 de enero de 1886 la patente es otorgada y el punto de origen de una próspera y fecunda industria daba su primer paso.

El “Motorwagen” fabricado por Karl
El “Motorwagen” fabricado por Karl Benz es considerado el primer automóvil de combustión interna de la historia

El ingeniero alemán diseñó el "Motorwagen", el primer vehículo motorizado en ser producido con fines comerciales. Aunque su primer impacto en las calles generó recelo, desconfianza y temor. La revolución cultural, el comienzo de una nueva era le debe una página dorada a Bertha Benz, la esposa de Karl. La mujer robó el invento y emprendió un recorrido rural de 90 kilómetros desde Mannheim hacia su ciudad natal Pforzheim junto a sus hijos Egene y Richard. El primer viaje del primer automóvil de la historia data de la mañana del 5 de agosto de 1888, dos años después de la aprobación de la patente. Su tarjeta de presentación presumía de un propulsor de combustión fósil dotado por un único cilindro de 462 cc que erogaba 0,8 caballos de potencia y desarrollaba una velocidad punta de 18 kilómetros por hora.

Los comienzos de la compañía
Los comienzos de la compañía Benz & Co. fueron los cimientos de la hoy encumbrada Mercedes-Benz

El recorrido en la ida tuvo percances técnicos y logísticos. Poca autonomía y almacenamiento de combustible, ruta desconocida, motor recalentado y frenos desgastados. El camino de vuelta, con las previsiones de rigor, fue más regular. El vehículo era rudimentario pero evidenció ser confiable y eficiente. La travesía -la hazaña- crió un cambio en la consideración popular. La utilidad y los beneficios del Motorwagen fueron propagándose. Karl Benz remodeló el vehículo por las peripecias del viaje: diseñó una caja de cambios de tres velocidades y el precario sistema de frenos fue reemplazado por uno más avanzado. La renovación se implementó y las suspicacias de la sociedad finalmente cedieron: comenzó la demanda de automóviles.

El comienzo de la industria automotriz fue también la semilla de la respetada y mítica compañía alemana Mercedes-Benz. La firma nació de manera oficial en 1926, tras la fusión de la empresa de Karl Benz con Daimler para dar origen a Daimler-Benz. Ese mismo año se fabricó el primer automóvil bajo la marca Mercedes-Benz, pero esa es historia de otro siglo. Antes del 1900, los autos no eran más que máquinas peligrosas o carruajes sin caballos.

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