El Salón del Automóvil de París confirmó la tendencia. La industria automotriz proyectó para los próximos años -un plazo mediano menor al de una década- la masificación de su oferta tecnológica: la implantación común, democrática y popular del vehículo eléctrico y la conducción autónoma. Bondades y prestaciones vestidas en los modelos de moda: la fiebre de los SUV asumirá la electrificación y la digitalización de los autos de los próximos años.
La ciudad de las luces abrió ayer una de las ferias internacionales más importantes del calendario. Prestó su escenario y su fuente de exhibición para que las compañías automotrices revelen sus creaciones, sus ideas, sus pronósticos, sus planes. Mercedes-Benz y el Generation EQ, el horizonte de la marca de la estrella. El fabricante alemán presentó en el Salón parisino un concept car que comulga con las previsiones de diseño, ecología, autonomía, tecnología que proyecta el sector para los principios del campo automotor del 2025.
El Generation EQ es más que un mero prototipo futurista: la etiqueta EQ dará origen a la próxima gama eléctrica de la compañía. Opera sobre el nacimiento de una nueva era de la marca. Las siguientes piezas de cero emisiones serán hijas del Generation y llevarán el apellido EQ. Las estimaciones de producción se posan en 2019 con el propósito de que sea el gen de una familia de diez modelos eléctricos que se lanzarán hasta mediados de la próxima década. El modelo fue la estrella en la apertura a la prensa del stand de Mercedes-Benz en la feria gala.
Propulsado por dos motores eléctricos, uno dispuesto en cada eje, el prototipo despunta con una potencia total de 402 CV y de un par de 700 Nm. Presume de tracción integral y una autonomía superior a los 500 kilómetros. El auto será alimentado por baterías de ion-litio de 70 kWh de capacidad, ubicadas en la parte central del piso del modelo, intercambiables y recargables por vía inductiva o por toma de corriente rápida. El resultado de esta ingeniería mecánica dispara al Generation EQ de 0 a 100 kilómetros por hora en menos de cinco segundos.
El prototipo no sólo se destaca por su autonomía, por su paquete de baterías y su motorización sustentable. El bastidor es una plataforma modular especialmente desarrollada para el futuro eléctrico de la gama, sin importar dimensión o forma. Gracias a la destreza de su modularidad, podrá servir como soporte para cualquier tipo de carrocería -berlinas, coupés, descapotables, familiares-.
Su interior es un arte del futurismo. Su diseño se concibe con líneas alargadas, horizontales en un escenario lleno de minimalismo. Equipa cuatro asientos individuales más una pantalla táctil gigante -24 pulgadas- que se opera también a través de gestos. Monta un volante con controles OLED que permite manipular los comandos. Presume de una aerodinámica destacada que hizo sustituir a los retrovisores por cámaras y que suprimió los limpiaparabrisas y los tiradores de las puertas para idealizar un concepto de pureza. Los elementos que quedarán en el concept car y no egresarán a la producción en serie son las cámaras que reemplazan a los espejos, el techo panorámico y la ausencia de manijas en las puertas, que en el prototipo se abren de manera remota.
Mercedes-Benz buscó crear un concepto "electro-look", que se distingue a partir de una parrilla virtual en tonos azules. Los grupos ópticos son elementos distintivos de la gama que nacerá a partir del Generation EQ, un modelo que resume los principios y valores que rebalsan del Salón de París. Para SUV eléctricos, para que el futuro se movilice sobre los modelos predilectos, la firma germana oficializó su propuesta.
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