Autos para siempre: los seis modelos de la industria que nunca envejecen

El Topolino, el Porsche 911 y el Mini Cooper son algunos de los vehículos que nacieron para solucionar problemas de movilidad en grandes ciudades y se convirtieron en clásicos eternos. Cómo fue la evolución, estética y mecánica de estas joyas de la industria automotriz a lo largo de las décadas

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Son modelos de Volkswagen, Ford,
Son modelos de Volkswagen, Ford, Fiat, Mini, BMW y Porsche que llevan décadas de vigencia

Transversales a la historia. La industria automotriz conserva algunos instrumentos que son cómplices y testigos de su evolución. Permeables al paso del tiempo, inoxidables, siempre modernos, comparten una misma técnica de permanencia en el imaginario colectivo: cambiar para perdurar pero sin cambiar. Actualizarse, renovarse, rejuvenecer el espíritu sin reseteos.

Son autos de múltiples generaciones: modelos sobrevivientes que han soportado el embate de los años. Mantienen la misma denominación y la misma figura tras casi seis décadas de evolución. Una condición casi hereditaria que sólo ha valorizado nuevas tendencias en diseños, estándares de calidad, seguridad, tecnología y detalles. Autos que hablan de un respeto a sus orígenes, a sus fuentes, a sus líneas macro, que encubren también una historia de estoicismo y preservación. Su consolidación en la idiosincrasia popular responde a su permanencia. Una constancia que, a su vez, se explica por transformaciones en pos de la eternización de un modelo. De hoy y de ayer. Para siempre.

Fiat 500

A la izquierda el Fiat
A la izquierda el Fiat 500c Pop de 2012. A la derecha el Fiat 500 modelo 1962

Nació en 1936. Su última versión llegó en 2007. Ocho décadas de vida con notable éxito presume el Fiat 500, protagonista de una historia pintoresca. Es un auto hecho a pedido de Benito Mussolini a Giovanni Agnelli, máximo mandatario de Fiat en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Su primera producción, que data tres años antes del comienzo de la segunda guerra, se extendió por más de una década pero lejos de la repercusión esperada: la coyuntura histórica de aquella era se lo impidió.

El segundo Fiat 500 fue la coronación de un símbolo. Vendió 3.893.294 unidades de 1957 a 1975, con sus adeptos más fieles en Europa y Sudamérica, incluso con el modelo 600 también en circulación. El biplaza con 2,97 metros de largo llevaba un motor bicilíndrico de 500 cm3 y era cariñosamente conocido como Topolino.

Aunque de su tercera generación se vale su inclusión en la lista de los seis autos que sobrevivieron a las vicisitudes de la historia. El modelo actual irrumpió en el mercado en 2007 en consonancia con las tendencias vintage que empezaron a ser redituables. Grupo Fiat decidió recuperar su producción y devolverle su valor con un restyling audaz. Evolucionó hasta llegar a los 3,5 metros conservando su espacio interior discreto. Aunque convertido en un símbolo de la cultura chic: un diseño pensado para un público joven, urbano y moderno. El último modelo inspiró la invención de una gama: un perfil todocamino (500x), un monovolumen (500L) y hasta un deportivo (Abarth 500).

MINI

El Mini Cooper nació con
El Mini Cooper nació con el propósito de motorizar a la población británica

Una repetición del Volkswagen Beetle y el Fiat 500. El propósito del Mini era el mismo: motorizar a las masas, a la clase trabajadora de un país. El régimen alemán fabricó el mítico Escarabajo para utilidad del gran caudal de población, el mismo plan que ideó el gobierno italiano con el carismático Topolino. Las autoridades británicas quisieron nacionalizar la movilización de los obreros con un fusión de los más grandes fabricantes locales: Austin y Morris fundaron la BMC.

En 1959, tras siete años de trabajo, lanzaron el Mini (también conocido como Austin 7, Austin Se7en, Mini Morris). El primer impacto en la sociedad fue negativo: los trabajadores no podían -o no creían poder- comprarse un auto a título personal. Pero al proyecto lo rescataron las clases altas, quienes se fijaron en un modelo de dimensiones reducidas para adquirirlo como segundo vehículo familiar. El primero, el majestuoso y ostentoso lo utilizaban para los viajes y los actos públicos. La primera producción no cumplió los cánones pronosticados pero sirvió para impulsar la estética de un nuevo modelo. Por efecto contagio, una vez instalado en el campo automotor británico, el auto comenzó a ganar repercusión entre las masas. En cinco años ya había vendido el primer millón de unidades.

El modelo adquirió fama internacional cuando la firma se alió con John Cooper, un preparador de coches de carreras con experiencia en Fórmula 1 que revitalizó la identidad del vehículo. Su preparación de versiones para competencia en trazados de pista y en circuitos de rally le propició semejante filiación al auto base que empezó a conocérselo con el apellido incluido: Mini Cooper.

Del primer modelo con motor en parte delantera, espacio para cuatro personas, pequeño baúl atrás, un diámetro de menos de tres metros no queda demasiado en el modelo contemporáneo. Su imagen casi no se modificó durante cuatro décadas hasta que la firma BMW compró la marca y reconvirtió un modelo que rememora al ícono de la automoción británica.

BMW Serie 3

Las berlinas más icónicas de
Las berlinas más icónicas de BMW ya llevan más de cuarenta años de éxito

La Serie 3 de BMW es una nomenclatura que surgió en 1975. La forma de denominación de la casa germana a sus berlinas es de tres dígitos: el "3" por delante y los dígitos restantes corresponden a su motorización. La familia Serie 3 nació con la consigna de evolución: un salto tecnológico y cualitativo en relación al BMW 2002, el antecesor.

Sus inicios no fueron tan prósperos como lo fue el modelo al que reemplazaba. Su primera generación careció del carisma y la fuerza que recién fueron ganando cuerpo en la segunda evolución del modelo, que adquirió el prefijo "M" para denominar a los consolidados deportivos y cabriolet M3. Su sistema de seguridad y sus mejoras técnicas sirvieron de base para la proliferación de la gama de BMW. Los Serie 3 ya van por seis generaciones con innegable éxito y predominancia, con un concepto desenfadado y salvaje.

Porsche 911

El Porsche 911 brilló a
El Porsche 911 brilló a través de toda la historia con sus ocho generaciones

La historia del Porsche 911 traza una cronología paralela a la evolución de la industria. Es uno de los modelos más valiosos, más icónicos, más atractivos del mundo del motor. Es una creación símbolo de Ferdinand Porsche, responsable, entre otras actos, de haber creado el original Volkswagen Beetle a pedido de Adolf Hitler, con el propósito de motorizar al pueblo alemán.

Fundó la compañía que lleva su nombre terminada la Segunda Guerra Mundial. El norte de la empresa consistió en el desarrollo de deportivos al alcance de todos: masificar la oferta de modelos concebidos para los estratos más jerárquicos de la sociedad. El 911 debió sustituir al 365, que transitó con notable éxito de 1948 a 1965. Presentado en el Salón de Frankfurt de 1963, se concibió como un deportivo de cuatro espacios aunque con el paso de las ocho generaciones, las butacas traseras fueron perdiendo utilidad.

El tiempo fue incorporando las ópticas que sobresalían del capó en el modelo original a la parrilla delantera y extendiendo sus dimensiones: de 4,16 a 4,45 metros. El nombre del modelo se mantuvo invariable: el nueveonce de Porsche fue testigo de los cambios de paradigmas de los autos. Los aficionados de cada generación se tomaron libertades para bautizarlos con otros números de tres cifras -930, 964, 996, 997, 991-.

Ford Fiesta

Cuarenta años y siete generaciones
Cuarenta años y siete generaciones para el utilitario familiar de Ford

Familiar, eficiente, heredado, emblemático. El Ford Fiesta cumplió 40 años en 2016. Un recorrido de siete generaciones que pudo haber alterado al compás de la evolución su figura pero nunca su método: ser accesible y funcional para el común de la gente. La crisis energética de finales de la década del '70 refundó los parámetros de producción de una industria retraída. Los fabricantes entendieron que debían hacer vehículos más pequeños, con menos exigencias de potencia y motores. La coyuntura de entonces no alentaba la construcción de costosas soluciones de automoción.

Tras esa línea, Ford encarnó su proyecto bajo el nombre en clave "Bobcat", que reconocía algunas especificaciones de su nuevo prototipo: "bobcat" significa en inglés "gato sin cola". Tres años tardó en darle vida al programa, en 1976 nacía el Ford Fiesta, el modelo más pequeño de la firma estadounidense hasta el nacimiento del futuro Ka.

El compacto denuncia cambios evidentes en su transición hacia el presente. Abandonó sus líneas angulosas para ceder ante la tendencia de formas redondeadas en pos de la aerodinámica. Aunque mantuvo intacta su esencia, el gen de su concepción: maximizar su utilidad hacia la mayor parte de la población con un vehículo eficiencia en equipamiento, rendimiento y seguridad. De su primera generación hasta la séptima, con cuatro décadas de crecimiento, el Ford Fiesta ganó cuerpo: de medir 3,71 metros y pesar 755 kilos a alcanzar los 3,96 metros de largo y declarar en balanza 1.045 kilos.

Volkswagen Golf

A dos años de su
A dos años de su lanzamiento, el modelo de Volkswagen ya había superado el millón de ventas

El auto que jubiló al mítico Beetle. La marca alemana decidió resetear su estructura medular de mercado con el lanzamiento del Volkswagen Golf, el equivalente a un audaz salto hacia una mejora sustancial de calidad, equipamiento y mecánica. Significó el comienzo de una nueva era, que dejaba en el pasado quizás al vehículo más icónico de la historia. Su camino se inició en 1974, alternó ya siete generaciones con una permanencia traslúcida en el imaginario popular. A los dos años de su lanzamiento ya se habían vendido más de un millón de unidades. La ecuación precio-calidad era favorable para la masificación de un modelo que ofrecía varias motorizaciones.

El Golf respondió a los pronósticos. Las versiones descapotables y deportivas GTI lo llevaron a la cúspide: el éxito era innegable. Como sucede con los otros modelos de la lista, el heredero de VW creció en tamaño y en peso a lo ancho de sus 42 años de trayectoria. De la primera generación a la séptima, el auto pasó de 3,70 a 4,25 metros. En la balanza, el original declaraba en sus inicios 750 kilos y hoy supera ampliamente la tonelada. Lo mismo sucedió con sus prestaciones: la velocidad máxima se exigía a los 150 kilómetros por hora, mientras el Golf más contemporáneo alcanza un rendimiento confiable a los 200 kilómetros por hora.

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