Industria automotriz: el insospechado origen de BMW, Peugeot, Porsche y Lamborghini

Quien diría que estos fabricantes de autos comenzaron entre guerras, telares y corchos. Peugeot, BMW, Porsche, Toyota y Lamborghini son algunas de las empresas que tuvieron un cambio de dirección. Los secretos de las casas más importantes

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Peugeot nació 75 años antes
Peugeot nació 75 años antes de que circulara el primer vehículo de la historia (Shutterstock)

La historia concede sorpresas. El devenir de los hechos, el flujo constante del tiempo, la acumulación de momentos organizan una transición que expone al presente y relega al pasado. Los fabricantes de autos son hoy algo que ayer no eran. Por responsabilidad del curso normal de las cosas, por orden de procesos económicos, políticos, culturales. Algunas de las compañías automotrices tienen orígenes insospechados: desde fábricas de corchos, de telar y de molinillos hasta de armamento bélico. Los autos, obra del ritmo de la historia.

Vieron la veta. Incursionaron. Se transformaron. Egresaron de campos de producción sólidos, asentados, para abordar una industria joven, promisoria, inexplorada. La mayoría de las marcas ya establecidas provienen de una variopinta gama de direcciones. Hay una rama de la historia que asegura que el automóvil le debe su existencia a la industria bélica. La fabricación de armas y proyectiles de rigor estándar, que tenían el objetivo de que sean adaptables a cualquier cliente, concibió el nacimiento del principio de intercambiabilidad.

La industria bélica fue la propulsora de muchas compañías automotrices establecidas en la actualidad

Henry Martin Leland trazó el puente entre ambas industrias. Copió el sistema de producción que había registrado Colt, el fabricante de armas y dueño de la primera patente de la historia de un revolver, para impulsar la creación en serie de automóviles. El ingeniero, padre de la afeitadora eléctrica, diseñó motores para la extinta Oldsmobile, como también un plan de piezas idénticas, intercambiables en la cadena de montaje: así surgieron Cadillac y Lincoln, dos íconos del motor en Estados Unidos.

Los motores de avión de
Los motores de avión de BMW, el principio de una historia legendaria

De las armas a las calles emprendieron su abordaje comercial compañías de la talla de Bentley y BMW -dos antiguos creadores de motores para aviones (el emblema de BMW simula ser una hélice en movimiento)- y Citroën -fabricante de proyectiles y de engranajes industriales que inspiraron su logotipo-. Aunque Jeep y Volkswagen hayan dedicado su historia a la producción de automóviles, su asociación con la guerra es inalterable.

El fin de las guerras llevó a la industria bélica a diversificar su negocio. Invadieron con sus máquinas de precisión, sus grandes instalaciones y sus grandilocuente caudal de inversión en recursos bélicos el mundo de los autos.

Jeep valió su origen a la necesidad de los aliados de motorizar su faena bélica con una flota de vehículos artillados, de reconocimiento, transporte de municiones, máquinas para el tendido de alambres, ambulancias, camionetas. El gobierno de Estados Unidos elevó una solicitud para que 135 casas de automóviles fabricaran un vehículo de reconocimiento liviano sobre una misma plataforma de requerimientos. Willys-Overland Motor Co., luego reconvertida en Jeep, fue elegido por sobre American Bantam Car Manufacturing Company y Ford Motor Company para una producción inicial de 1.500 unidades. El modelo MA fue el prototipo ideado, a principios de los años 40, el primero con condiciones off-road. Una vez finalizada la guerra, la firma fue absorbiendo otros mercados. El resto, es historia: hoy Jeep es marca de culto.

El Willys MA se convirtió,
El Willys MA se convirtió, antes de ser el icónico Jeep actual, en el auto militar estadounidense

La Segunda Guerra Mundial enfrentó a los 4×4 de Jeep ante el -hoy- simpático escarabajo de VW, cuyo nombre inicial era KDF Wagen -en alemán: "el coche de la fuerza mediante la alegría", instrumento de automoción estimulado por Adolf Hitler para movilizar a las tropas germanas. El también conocido "auto del pueblo" afianzó su identidad con la población una vez emancipado de los avatares de la guerra. La historia describe que la producción en serie del Volkswagen Escarabajo Serie 38, el primero en fabricación estándar, se detuvo por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. En 1938, las 336.600 solicitudes de encargo debieron interrumpirse: toda la flota producida fue destinada a funciones militares.

El origen bélico es una ramificación sesgada de la industria automotriz. Casi en paralelo, por otro campo dispar, la agricultura se postulaba como segundo padre de los autos modernos. Aquí se erige la figura del excéntrico Ferrucio Lamborghini, tercer fabricante italiano de maquinaria agrícola. Su extrapolación al mundo de los autos se debió a constantes problemas mecánicos con su Ferrari. Al reparar su deportivo con piezas de sus tractores, decidió transferir su voluntad y su fortuna a crear coches de lujo. Del arquetipo rústico y vulgar de los tractores agrícolas del pasado a la significación de glamour, sofisticación y leyenda de los hypercars actuales también viró Porsche. Sus primeros vehículos fabricantes fueron maquinarias de cultivo. Además, la firma era una prestigiosa consultora de ingeniería que operaba con el desarrollo de proyectos -electrificación de fábricas, producción de material bélico- por encargo de otras compañías.

Porsche, como Lamborghini, empezó fabricando
Porsche, como Lamborghini, empezó fabricando maquinaria agrícola (Shutterstock)

Para surcar los germen de los autos, es menester abordar el caso del primer fabricante empírico: Peugeot. La marca francesa fue fundada en 1810, 75 años antes de que ruede el triciclo patentado por Karl Benz, el primer vehículo de la historia. Sus comienzos fueron, innegablemente, otros. Jean-Jacques Peugeot comenzó fabricando pequeños molinillos para café, pimienta o sal, así como pimenteros y saleros artesanales, herramientas de alta calidad, sierras de acero y útiles de precisión. Su posterior incursión, en 1885, en el revolucionario mundo de las bicicletas le abrió paso a la aventura del automóvil.

Una reliquia histórica de Peugeot:
Una reliquia histórica de Peugeot: sus primeros molinillos o batidores de café

Peugeot es una compañía más intuitiva que audaz. Abordó, con buen olfato, un mercado temeroso a fines del siglo XIX. Interpretó el potencial de un instrumento de dos ruedas capaz de recorrer mayor distancia y a una velocidad superior. Cinco años después de la brusca transición a la industria de la movilidad, duplicó las ruedas y lanzó su primer auto con motor de combustión fósil: el Peugeot Type 2 equipado con un propulsor de patente Daimler.

El Peugeot Type 2 fue
El Peugeot Type 2 fue el primer auto de propulsión fósil de la legendaria firma francesa

Quizá sea la industria automotriz de Japón quien ofrezca la variable más pintoresca de los albores de los autos. Mazda, bajo la firma de Toyo Cork Kogyo, se dedicaba a la manufactura y transformación del corcho. Hasta que un severo terremoto que sacudió medio país en la década del '20, luego de la Primera Guerra Mundial, introdujo a la compañía al negocio de la automoción. Para la reconstrucción de Tokio, debieron importar vehículos de traslado y camiones de carga que inspiraron el cambio de nombre y de oficio. En 1927, la tragedia natural dio origen a Ahura Mazda, compañía de autos, que cuatro años después, en 1931, presentó su primer vehículo: el Mazda Da.

El Mazda Da, el primer
El Mazda Da, el primer vehículo de la compañía nipona que empezó fabricando corchos

En la isla asiática también revisten una evolución similar e insospechada el crecimiento comercial de Toyota y Suzuki. El contexto histórico en el que surgieron ambas compañías suponen un marco de tradiciones ancestrales, aislamiento mundial, régimen semi feudal y un grado de innovación ínfimo, diametralmente polarizado al estatus actual. Las máquinas de coser y los telares eran, por 1930, el mayor referente de la tecnología. Por proceso natural de la evolución humana, la compañía Toyoda Automatic Loom decidió expandir su negocio y fundar la división automovilística Toyota Motor Corporation. Una reversión mucho más profunda que una mera transformación de la "d" por la "t" en el nombre. Esta ampliación del negocio surgió en un contexto político convulsionado. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Japón quedó bajo la tutela de Estados Unidos. El capitalismo impuso la modernización tecnológica de la nación nipona, una actualización de los carros arrastrados por persona a vehículos motorizados.

Un telar de Toyoda Automatic
Un telar de Toyoda Automatic Loom, luego convertida en Toyota Motor Corporation

Idéntico fue el caso de Suzuki, un prestigioso exponente de la maquinaria textil japonesa -la única industria local un siglo atrás-. Suzuki Loom Works se fundó en 1909 y para la década del '30 eligió incursionar en el negoción de la automoción. Aunque con suerte dispar: las vicisitudes de la guerra contemporánea le obligó a abandonar esa línea productiva. Veinte años después retomó su norte hacia el campo automotriz tras una serie de factores que alentaron la diversificación de su comercio. La crisis del algodón en 1951, la posguerra, la finalización de la ocupación militar estadounidense en Japón desplegó un escenario social que demandaba modernizar el transporte y la movilidad con vehículos económicos y eficaces.

La historia desnuda las diferencias entre lo que fue y lo que es. La industria automotriz evolucionó desde orígenes insólitos hasta dividirse hoy en compañías establecidas, referenciales. Su gen, su germen, sus raíces parecen ser registros olvidados, ocultos. Autos hoy. Antes armas, telares, molinillos, corchos…

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