¿Pasajeros o peatones?: el nuevo dilema de seguridad de los coches autónomos

Ante una situación crítica en la calle, ¿se debe dar prioridad al que cruza la calle o al que viaja en el vehículo? Una masiva encuesta al respecto arrojó resultados ambiguos. Los detalles

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Los vehículos autónomos son una apuesta de la industria para la automoción del futuro

Los autos de conducción autónoma pasaron de ser una ilusión futurista a una realidad tangible, próxima. Los cálculos proyectan hacia 2020, era en la que los nuevos vehículos que inundarán el mercado automotriz prescindirán de la cognición humana y empezarán a valerse de la arbitrariedad de un algoritmo matemático. Los pronósticos estiman que para 2030, la fase de desarrollo de plena autonomía vehicular erradicará el volante y la posibilidad de manipulación humana.

El horizonte, lejano o cercano, ya instauró un debate actual: ¿A quién debe salvar un vehículo autónomo en un caso de fuerza mayor? ¿A los pasajeros o a los peatones?

Tres científicos de las universidades de Massachusetts, Oregón y Toulouse realizaron un estudio titulado "El dilema social de los vehículos autónomos", publicado en la revista Science. La investigación incluyó una encuesta online, cuyas preguntas exponían a encrucijadas morales a los participantes.

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Hace un mes se conoció la primera muerte a bordo de un auto de conducción autónoma

El informe reveló que para la mayoría de los encuestados el coche de conducción autónoma debería desarrollar un algoritmo utilitario. El software del piloto automático tendría que, en caso de un siniestro inminente, salvar al mayor número de personas. La ecuación, entonces, podría resignar la salud de los ocupantes del auto. Si los peatones en riesgo superan en cantidad a los pasajeros transportados, el guarismo debería optar por una maniobra que ponga en peligro la integridad física del conductor y sus acompañantes.

Pese a esta predisposición por el bien mayor, el estudio reflejó una paradoja. La dualidad se evidenció ante otra pregunta en la que los participantes, en su gran mayoría, respondieron que no comprarían un modelo que estuviera programado para comprometer la vida de sus pasajeros. En cambio, sí optarían por un auto inteligente que pondere el bienestar suyo y de su familia. "Los gobiernos que decidan regular en favor de privilegiar al peatón pueden causar más daño que beneficio. Quizás se salven algunas vidas, pero habrá menos gente dispuesta a comprarlos o usarlos, lo cual a la larga será negativo porque estos vehículos pueden eliminar hasta un 90% de los accidentes de tráfico", señaló Jean-François Bonnefon, uno de los autores del informe.

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Google y Tesla encabezan la competencia por el desarrollo de la inteligencia artificial en vehículos

Una posible solución

La empresa de mapas digitales Here, adquirida por los fabricantes de autos alemanes Audi, BMW y Daimler, llamó Humanized Driving ("Conducción Humanizada") al proceso que llevó a cabo. La potencial solución parte de la premisa de que las personas no tienen el tiempo necesario para elaborar un razonamiento profundo en casos de riesgo apremiante.

Por eso, en el Humanized Driving, el algoritmo contaría con la potestad de manejarse en forma aleatoria. De esa manera, se pretende emular el comportamiento que un conductor tendría, sin dejar de considerar el factor azar.

Más allá de que de la investigación se desprendan ambigüedades, las estimaciones rebosan de optimismo. Se considera que los coches autónomos evitarán el 90% de los accidentes viales, además de ofrecer ventajas en términos de sustentabilidad, ecología y confort. El 10% restante responde a una controversia ética difícil de zanjar en la que, seguramente, no se encontrará unanimidad. Por lo pronto, el dilema moral de los autos autónomos está planteado.

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