Para lograr saltos tecnológicos, las grandes compañías no escatiman ambiciones ni dinero. Adelantarse al futuro. Ser los primeros en alcanzarlo, esos parecen ser lo desafíos.
Extraídos o inspirados en películas de ciencia ficción o en la literatura fantástica, los autos voladores son una mera convención de la imaginación. Sin embargo, la distancia que separa el paso de la tierra al cielo parece estrecharse, así lo revela una filtración de un prototipo de vehículo que están desarrollando dos startups relacionadas con Google.
Quien se encuentra al frente del proyecto es Larry Page (43), cofundador de Google y CEO de Alphabet. Con un patrimonio superior a los 38 mil millones de dólares, el empresario convirtió el reto en una gran obsesión, en una misión, su gran legado. Para eso, aportó USD 100 millones de su propio bolsillo.
Autos que vuelan. El proyecto dejó de ser secreto por la difusión de reportes publicados en Estados Unidos que revelan la intención de traspasar los niveles posibles de realidad humana.
Develaron el programa de desarrollo más ambicioso de Google: la inversión de USD 100 millones en dos startups que prometen multiplicar las direcciones de movilidad de los vehículos.
Page habría creado estas dos misteriosas compañías, dedicadas específicamente en tecnología espacial. La firma Zee.Aero está compuesta por 150 personas. Lanzada en 2010, ocupa un edificio de tres mil metros cuadrados curiosamente frente a las oficinas de Google en Mountain View, California, y dispone de un personal dotado por ex ingenieros de la NASA, de Boeing e incluso de Space X.
La compañía presentó dos prototipos de vehículos que regularmente pone a prueba. Su misión es construir un auto-avión íntegramente eléctrico capaz de aterrizar y despegar de manera vertical.
La publicación cita a dos testigos que vieron "volar" un vehículo de contextura estrecha, un habitáculo para una persona en el frente y alas detrás. El nivel de sus operaciones llevaron a expandir sus utilidades: Zee.Aero alquilan un hangar del aeropuerto en Hollister, donde ensayan vuelos de prueba con las nuevas tecnologías.
La segunda startup fundada se llama Kitty Hawk y trabaja en comunión a Zee.Aero. Creada en 2015 también con dinero de cofundador del gigante tecnológico, se aboca a desarrollar un auto volador alternativo: una especie de drone gigante con cuatro hélices. Similar al EHang 184, un taxi drone capaz de transportar una persona por el espacio aéreo en viajes de corta y mediana distancia.
Los vínculos entre Google y el deseo de ser idóneo para crear autos voladores se intensifica con la relación con el presidente de Kitty Hawk, Sebastian Thrun: jefe del programa de auto conducción de Google y fundador de la división de investigación Google X.
Page invirtió su propia fortuna para construir el futuro con el que soñaba de niño. En silencio, con un costoso aporte económico puso en práctica su anhelo. Por ahora, sólo trascendidos, rumores y ningún boceto "oficial" de los prototipos diseñados para trasladarse en auto por los cielos. Su plataforma digital sólo declara "estamos diseñando, construyendo y probando mejores maneras para ir de A a B".
El misterio está develado. Indirectamente Google piensa en profundizar su desarrollo sobre esquemas de movilidad con la asociación sobre dos compañías de ingeniería espacial. Ya es pionero en tecnologías de conducción autónoma con la experiencia sólida y en constante perfeccionamiento de sus autos sin conductores. Ahora mira al cielo para pensar nuevas alternativas de viajes vehiculares.