Alertan que “genes de riesgo” pueden influenciar en la edad cuando se pierde la virginidad

Por Ariana Eunjung Cha

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Según las películas modernas que giran entorno a la adolescencia, la edad en que se pierde la virginidad tiene que ver con un entorno un tanto complicado. Tu apariencia. Tu popularidad. La ropa. La cultura escolar. La presión de los padres. La religión. Antecedentes económicos. Cómo tu madre te sobreprotege.

Aunque los científicos generalmente coinciden en afirmar que todas esas cosas juegan un papel, un equipo de investigadores señaló en Nature Genetics que el momento del rito de pasar a la edad adulta no podría ser una cuestión de libre elección, como podríamos pensar. Hasta cierto punto, podría estar preprogramado en tu ADN.

En lo que se cree que es el primer estudio (y más profundo) de este tipo, los investigadores de la Universidad de Cambridge y otros lugares analizaron los datos de 125,000 hombres y mujeres que partipaban en el Biobanco británico, que contiene datos genéticos y otro tipo de información personal sobre cada individuo.

Encontraron que había 38 variantes genéticas asociadas con la edad de la primera relación sexual. Encontraron vínculos similares entre el ADN y la edad de la pubertad, así como cuando la gente tiene su primer hijo.

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"Esto es muy importante, ya que ese momento coincide con los logros educativos, así como con la salud física y mental", señalaron los investigadores John Perry y Ken Ong de la Universidad de Cambridge en un artículo de opinión sobre el estudio.

Investigaciones epidemiológicas han demostrado que tener relaciones sexuales a una edad más temprana, por ejemplo, parece estar vinculada a algunos aspectos negativos del comportamiento, la educación y la salud a medida que se cumplen años. Más específicamente, estas personas tienen menos probabilidades de obtener un título universitario y más probabilidades de ser fumadoras.

Perry y Ong sugirieron que aproximadamente el 25 por ciento de la variación de estas tres situaciones podría deberse a factores genéticos. Como puntos de comparación, los estudios sugieren que la influencia del ADN es de alrededor del 80 por ciento para la altura y hasta el 50 por ciento para la inteligencia.

Los científicos dijeron que los genes que identificaron podrían dividirse en dos categorías. Se sabe que un grupo, como era de esperar, está asociado a la biología reproductiva. El segundo conjunto es una sorpresa: desempeñan un papel en el desarrollo del cerebro y la personalidad. Una variante genética que se suele encontrar en aquellos individuos que tuvieron su primera experiencia sexual a una edad temprana es el CADM2, cuyos estudios previos han demostrado que se ven en las personas consideradas "de riesgo". Las personas que perdieron su virginidad en edades posteriores tenían más probabilidades de tener la variante de gen MSRA, que se ha asociado con una característica que podría ser de "menos irritabilidad".

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Los investigadores describieron un efecto de "empuje y represión" en aquellos genes que corresponden al "comportamiento de la búsqueda de estímulo" o en los que trasmiten "rasgos moderadores como la inteligencia y el neuroticismo".

Ellos confirmaron asociaciones similares en otras dos grandes bases de datos, una con sede en Islandia (con 240,000 hombres y mujeres) y otra en Estados Unidos (con 20,000 mujeres de ascendencia europea).

Este estudio es solo un análisis estadístico, a pesar del tamaño significativo de sus datos. Por eso, no hay manera de saber si estos genes realmente causan los comportamientos en ciertas edades y, mucho menos, en como ese momento podría reaccionar en el cuerpo. De hecho, el genetista Joel Hirschhorn, del Hospital de Niños de Boston, se mostró positivo en relación al estudio. En ese sentido, considera que los autores pueden haber visto "la asociación entre los genes involucrados en la pubertad y los que están en las fases de impulsividad e irritabilidad, lo que significa que estos rasgos pueden jugar un papel causal en el momento de las actividades sexuales".

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"Pero puede que no sea causa y efecto directo", apuntó.

La ex investigadora de los Institutos Nacional de Salud, Mary Hedigeer, dijo a The Verge que esta "clase de determinismo biológico me hace sentir un poco incómoda".

"De alguna manera te da la impresión, y muchos estudios de genética hacen eso, que más que biología eres un producto de tu entorno. No quieres dar la impresión de que están condenado, sino que tu biología te condena", apunta.

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