Conoce cuáles son los cinco mitos más comunes sobre la paternidad

Por Paul Raeburn

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Recientemente la Corte Suprema de Estados Unidos anuló una ley que trataba de manera diferente a las madres y padres solteros al otorgar la ciudadanía a sus hijos nacidos fuera del país. Los requisitos para esos padres eran mucho más rígidos. La jueza Ruth Bader Ginsburg, autora de una opinión apoyada por otros cinco jueces, señaló que la ley se basaba en estereotipos de género que violaban la igualdad. Desgraciadamente hay muchos mitos sobre los padres que aún siguen vigentes hoy en día.

MITO NÚMERO 1: Los hombres pueden convertirse en padres a cualquier edad

Todos estamos familiarizados con los riesgos de una maternidad mayor. Pero los padres más viejos, a menudo, no se preocupan por eso. "Hay algunas cosas que nunca han preocupado, como el tic tac del reloj biológico", escribió Richard Cohen, del The Washington Post, en la columna de 1978 donde acuñó este término. A veces los padres mayores tienen un plus. "Los padres que son más viejos normalmente tienen más tiempo libre, tienen más recursos financieros y parece que piensan más y son más proactivos" que sus homólogos más jóvenes, según el Centro Nacional para la Paternidad de Estados Unidos.

No es tan simple. La fertilidad en los hombres disminuye a medida que envejecen, aunque de manera mucho más lenta que las mujeres. La disminución de los niveles de testosterona y la calidad de los espermatozoides puede dificultar que los hombres de cuarenta años o más puedan concebir. Los hijos de padres mayores se enfrentan a mayores riesgos por una serie de condiciones genéticas. Es bien sabido que las mujeres mayores tienen una mayor probabilidad de tener un hijo con síndrome de Down. Aquí está la sorpresa: el riesgo de un hombre de 40 años es el mismo que el de una mujer de la misma edad. Además, el hijo de un padre de 40 años tiene un dos por ciento de probabilidades de tener esquizofrenia, el doble de los niños cuyos padres tienen menos de treinta. Y los hijos de padres mayores de cincuenta tienen un riesgo nueve veces mayor de autismo en comparación con los hijos de padres menores de treinta.

MITO NÚMERO 2: Los padres no tienen presión para tenerlo todo

La discusión de "tenerlo todo" casi siempre se centra en las madres. "Por qué las mujeres aún no pueden tenerlo todo", escribió la pensadora Anne-Marie Slaughter. Ella afirmó que los hombres no parece que tengan el mismo dolor al elegir el trabajo por encima de la familia. Mientras tanto, la investigación muestra que hay una verdadera "pena de maternidad", en cuestión de remuneración y potencial de contratación, que no se traduce en el caso de los padres. De hecho los hombres sin hijos son vistos como empleados más deseables.

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El Estudio Nacional de la Fuerza Laboral Cambiante de Ellen Galinsky, del Instituto de Familias y Trabajo, encontró que los conflictos laborales y familiares han permanecido a lo largo de tres décadas en las madres, en comparación al aumento proporcional de padres que reportaron conflictos, que aumentó del 35 por ciento en 1977 al 60 por ciento en 2008. Los hombres con hijos dicen sentir una presión continua al ser los principales proveedores de sus familias (en las encuestas, cerca de dos tercios de los estadounidenses dicen que un hombre casado debe ser capaz de mantener a su familia). Y, al mismo tiempo, quieren cumplir con los ideales paternos modernos (en las encuestas, los padres aseguran que criar a sus hijos es "extremadamente importante" para su identidad). Un informe del Centro Americano para el Progreso admite que "los hombres que solicitan flexibilidad laboral por razones familiares acostumbran a recibir salarios más bajos, evoluciones más pobres y menos promociones que sus homólogos que mantienen horarios de trabajo regulares". En otras palabras, son castigados como las madres.

MITO NÚMERO 3: Los padres son prescindibles

Jane Mattes, fundadora de Madres Solteras por Elección, está entre las que piensa que se puede salir adelante sin la ayuda del papá. "Probablemente todos estaríamos de acuerdo en que un niño necesita al menos un padre estable y maduro que pueda amar y ser capaz de establecer los límites", dijo en un artículo de opinión hace unos años. "Esto podría ser una madre soltera o un solo padre".

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Es, obviamente, un reclamo con inmensas implicaciones políticas. Así que es importante analizar las cuestiones de una forma clara. Sí, los hijos sanos y felices están siendo criados por madres solteras, y eso ha sido cierto durante mucho tiempo. Pero los padres aportan algo al bienestar de los niños que no puede ser fácilmente reemplazado.

Los padres juegan un papel importante en el desarrollo de los niños, desde la gestación. Por ejemplo, los bebés cuyos padres estuvieron involucrados durante el embarazo tienen menos probabilidades de nacer prematuramente o con bajo peso, ambos riesgos importantes para la salud. Por el contrario, la tasa de mortalidad de los bebés cuyos padres no estuvieron presentes durante el embarazo es casi cuatro veces mayor que la de los niños cuyos padres estaban presentes, controlando otros factores como la pobreza.

(iStock)
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Los niños cuyos padres juegan con ellos, les leen o les sacan a pasear está demostrado que tienen coeficientes de inteligencia más altos, menos problemas de comportamiento en los primeros años escolares y menos probabilidad de delincuencia o comportamiento criminal en la adolescencia. Los niños con padres involucrados son menos propensos a fumar y a sufrir depresión, así como también otras enfermedades psiquiátricas en el futuro.

Los padres también hacen contribuciones únicas al desarrollo del lenguaje en sus hijos. En ese sentido, los padres importan más que las madres. Cuando los padres usan palabras mientras juegan con niños en edad preescolar, los pequeños tienen habilidades más avanzadas en el lenguaje. Y eso les puede conducir a un mayor éxito en la escuela.

MITO NÚMERO 4: Los padres no se conectan con los niños de la misma forma que las madres

A menudo, a las mujeres se les otorga el título de "instinto maternal", mientras que a los hombres se les dice que deben trabajar para convertirse en buenos padres y conectarse con sus hijos. Internet está lleno de manuales para los padres que necesitan ayuda en ese sentido.

La realidad es muy diferente, tal y como demuestran las investigaciones. Los padres, al igual que las madres, experimentan una variedad de cambios hormonales durante el embarazo. Uno de esos cambios es la caída de testosterona, probablemente en la búsqueda de una postura más cariñosa.

En un estudio donde los hombres fueron expuestos a recién nacidos durante solo sesenta minutos, ellos fueron capaces de reconocer a sus bebés simplemente tocando sus manos. Los padres aprenden rápidamente a distinguir el grito de su bebé respecto al de otros niños.

Otras investigaciones han demostrado que la atención de los papás a sus bebés (pendientes de sus cunas cada diez minutos) se asemeja a la característica del trastorno obsesivo-compulsivo. Tanto las madres como los padres, están preocupados por sus hijos.

MITO NÚMERO 5: Los padres tienden a ser los disciplinarios

Todo el mundo ha oído ese cliché: "Espera a que tu padre vuelva a casa". Los investigadores han encontrado que los padres tienden a ser más directos y firmes que las madres en sus órdenes disciplinarias, reforzando así su reputación como agentes de la aplicación de las normas. En el libro Parenting Partnership, Kyle Pruett y Marsha Kline Pruett describen que los padres suelen estar más dispuestos que las madres a confrontar a sus hijos y menos dispuestos a racionalizar o negociar castigos con ellos.

Tal y como señala Pruett, las madres siguen siendo responsables de la mayoría de los cuidados infantiles. Por lo tanto, ellas son las que frecuentemente establecen límites y aplican disciplina. A veces, cuando los niños desafían esos límites, es posible que se hayan familiarizado "demasiado" con sus tácticas de resolución a lo largo del tiempo.

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