Por qué el cambio climático le quita, de verdad, el sueño a la gente

Por Ben Guarino

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En el 2015, una ola de calor récord arrasó el sur de California. En aquel momento Nick Obradovich era un estudiante graduado de la Universidad de California en San Diego. Durante el día, dijo, todos se veían lentos y de mal humor.

El atardecer trajo un poco de alivio. "Varias noches durante la ola de calor, me tiraba en la cama con mucho tiempo para pensar", dijo Obradovich, ahora miembro de la Escuela Kennedy en Harvard y científico investigador del Laboratorio de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Pensó si alguien había estudiado la relación entre el sueño y las temperaturas anómalas.

Los científicos observan que no descansan bien en un laboratorio en el que hace calor ni en una casa sofocante. Pero hasta donde pudo saber Obradovich, dijo a The Washington Post, nadie ha estudiado a un gran número de personas en sus casas mientras duermen. Obradovich decidió investigarlo.

(iStock)
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Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) suelen llamar a la casas de los estadounidenses para conocer información básica como si alguien sufrió quemaduras de sol o si durmió bien durante el mes. Los investigadores mezclan esta información con los registros de la estación meteorológica para determinar si los encuestados pudieron haber estado expuestos a temperaturas nocturnas inusuales.

Con esta información, los científicos calcularon que por cada 1 ºC de aumento en la temperatura nocturna se producían otras tres noches de mal sueño por cada 100 personas por mes. Si se lleva la escala al nivel nacional, este grado adicional se traduce a cerca de "110 millones de noches adicionales de mal sueño" cada año.

En términos psicológicos, esta pérdida de sueño tiene sentido. El cuerpo baja la temperatura mientras nos preparamos para quedarnos dormidos. Nuestros vasos sanguíneos se expanden y permiten que el calor salga más rápidamente. La temperatura del cuerpo, que fluctúa en 1º C durante el transcurso de 24 horas, tocará su punto más bajo durante la madrugada.

 

"La disminución de la temperatura corporal es una de las señales más fuertes a nuestro cerebro para provocar el sueño", dijo Sara Mednick, una psicóloga del sueño de la Universidad de California en Riverside.

Algunos recomiendan que se deje un pie, o los dos, fuera de las sábanas, para ayudar con el calor. Pero a veces no es suficiente. Por eso en medio de las olas de calor ponemos el aire acondicionado al máximo.

Los investigadores descubrieron que el efecto de las temperaturas altas inusuales era más notable durante el verano. Dos grupos resultaron afectados de manera desproporcionada: las personas con ingresos menores de USD 50.000, quienes tal vez no tenían recursos para tener el aire acondicionado andando toda la noche; y los adultos de más de 65 años, quienes son más susceptibles al estrés del calor y una regulación pobre de la temperatura.

(iStock)
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Las olas de calor ocasionan mayor daño a las personas de edad avanzada, que tienen más probabilidad de morir por causas vinculadas al calor. La falta de sueño podría agravar estos problemas. "No dormir bien se ha asociado con un aumento en la susceptibilidad a enfermedades, infecciones y virus debido a un decaimiento en la función del sistema inmunológico", dijo Mednick.

Los autores del nuevo informe crearon un pronóstico de sueño posible para 2050 y 2099. Si la tendencia actual continúa, el aumento en la temperatura podría añadir seis noches adicionales de mal dormir al mes por cada 100 personas, y 14 noches para el 2099. Sería "muy difícil decir" cuánto será el impacto a la salud pública debido a estas noches adicionales de mal dormir, dijo Mednick. "Pero no será bueno".

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