Para aquellos cuyas vidas giran en torno a la música y a las vulnerables piezas de madera y metal, no hay cosa más terrible que ver un costoso e indefenso instrumento desaparecer en una cinta de equipaje de aeropuerto.
Y las historias de horror abundan. Un músico despachó su violonchelo, con 75 años de antigüedad y valorado en más de USD 45.000. Pero llegó a destino con el mástil roto porque los operarios colocaron encima de él unas bolsas de golf.
Otro destacado solista alemán dijo que los empleados del aeropuerto habían maltratado la caja de su violonchelo. Después de su vuelo, encontró su arco, valorado en USD 20.000, roto por la mitad.
Un estudiante de la Universidad Estatal de la Florida que volaba hacia Tallahassee también encontró unas astillas de madera en el lugar donde debía estar su instrumento.
Y hay muchas historias como estas. Eso ha provocado que muchos músicos se apliquen la siguiente ley no escrita: nunca dejes tu instrumento a una aerolínea.
Un agente de United Airlines, en Houston, indicó a Yennifer Correia que debía despachar su violín, datado del siglo XVII y con un costo superior al de su propio auto. Así que su primera respuesta fue: "¿Qué más opciones tengo?"
La situación empezó a empeorar a partir de ese momento, según explica su abogado, lo que provocó otro capítulo incómodo para la aerolínea, la misma que sacó a un hombre de un vuelo a rastras y ensangrentado mientras que en otro caso la tripulación obligó a una familia a salir de un avión por viajar con un pastel de cumpleaños.
Correia, una violinista de música clásica, iba a viajar para trabajar durante la temporada veraniega en la Orquestra Sinfónica de Missouri. Ante esta situación preguntó por un supervisor del aeropuerto que le dijo que no habían más opciones y que el violín debía ser facturado.
Su abogado, Phil MacNaughton, relata qué es lo que pasó a partir de ahí. Correia le dijo al responsable aeroportuario que ella no podía facturar su violín a bordo, que ella iba a pagar el dinero o que iba a tomar otro vuelo. Solo quería saber qué es lo que podía hacer.
La situación se fue intensificando al tiempo que Correia les decía que los podría demandar. En ese momento, según MacNaughton, el supervisor le pidió su nombre completo para localizar la etiqueta de su equipaje.
"Sin ningún miramiento, el supervisor de la compañía con sede en Chicago quiso acabar con este caso y empezó a pelear y forcejear con la violinista", dijo el abogado en un comunicado.
"Empecé a gritar: '¡Ayuda, ayuda, ayuda!… ¿puede alguien grabar qué es lo que está pasando? Esta mujer quiere quitarme mi equipaje personal'", comentó Correia en declaraciones a NBC Houston (KPRC).
El supervisor le advirtió que iba a llamar a seguridad y Correia, supuestamente, contestó: "Por favor, hágalo". En ese momento, la supervisora salió corriendo. Fue la última vez que la vio.
Según explicó el abogado, la mano de Correia sufrió algunas lesiones. Ella no pensaba que fueran daños graves, pero fue a un especialista porque había muchas posibilidades de que el daño fuera mayor.
La compañía aérea United no ha dado ningún tipo de explicación sobre lo ocurrido. Un vocero de la aerolínea, Charles Hobart, se limitó a enviar un correo electrónico a The Washington Post con la siguiente declaración:
"Estamos muy decepcionados cada vez que un cliente tiene una experiencia que no cumple con sus expectativas. Vamos a ponernos en contacto con la Sra. Correia para saber qué es lo que pasó y ofrecer cualquier tipo de asistencia".
El letrado comentó que alguien de United había dejado un mensaje de voz en el teléfono de Correia. Por su parte, MacNaughton aprovechó para pedir que si alguien tenía una grabación de la pelea que lo contactara.
"¿Por qué esa gente no puede ser educada? Estoy seguro de que eso es lo que el director general se está preguntando en estos momentos. Es como si alguien que está frustrado con un cirujano va y le corta las manos. El supervisor estaba dispuesto a entrar en un partido de lucha libre por un violín", añadió.
Otras situaciones similares en los aviones han aumentado la indignación: pilotos que golpean a pasajeros, pasajeros que se pelean con otros pasajeros e incluso con la policía. A finales de abril, un pasajero de Delta dijo que fue expulsado de un avión por utilizar el baño.
Los músicos, en teoría, deberían ser algo más fáciles. Las leyes federales requieren que todos los aeropuertos faciliten las cosas a los músicos que quieren llevar sus instrumentos en la cabina. MacNaughton dijo que él no estaba seguro de si los empleados de United habían violado esa ley.
De cualquier forma, Correia pretendía dejar atrás el incidente y dirigirse a Missouri. Finalmente reservó un vuelo con American Airlines en vez de United, y después de todo, viajó con el violín a lo largo de todo el trayecto.