El mayor general Antonio Benavides, comandante de la Guardia Nacional de Venezuela, el cuerpo militar que se ha ocupado del orden interno de las protestas en el país, no sólo rechaza las acusaciones de agresión a manifestantes, sino que asegura que no teme que se lo acuse de violar derechos humanos.
"No tengo temor", contestó tras una charla sobre guerras de cuarta generación para un batallón de efectivos militares que actuaría poco después para impedir el paso de una marcha opositora, cuando en una entrevista con EFE se le preguntó si tenía miedo de que se le acusase de cometer delitos de violación de derechos humanos por la actuación contra las manifestaciones.
El mayor general, que es para los opositores el responsable de la represión, sostiene que su confianza se debe a que sus actuaciones después de 32 años de carrera militar "han sido ajustadas a derecho", y con eso se desmarca del aluvión de denuncias, fotografías y videos de personas agredidas por efectivos bajo su mando.
La acusación de "represión" contra las manifestaciones es otro asunto que también niega con firmeza, porque defiende que la actuación de los efectivos sólo busca "dispersar" las movilizaciones apegada a normas internacionales.
En los 63 días de protestas opositoras contra el gobierno de Nicolás Maduro, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), que actúa junto a la Policía Nacional Bolivariana (PNB), ha empleado 12.000 efectivos –de 80.000 activos– en todo el país para el control del orden público, empleados principalmente para disolver las marchas opositoras.
Benavides valora la actuación de la GNB como "muy profesional, impecable"; no obstante, reconoce que en ese universo de agentes puede que "uno o dos funcionarios", a los que define como "electrón libre", cometan un "exceso". Sin embargo, "no es la orden de un superior" porque, subraya, "eso está totalmente prohibido".
En estos dos meses de protestas, 76 personas han fallecido en contextos de manifestaciones y violencia.
Una de esas muertes es la de Juan Pernalete, que, de acuerdo a la tesis de la Fiscalía, fue causada por un proyectil de lacrimógena disparado a quemarropa por un GNB, una muerte que Benavides lamentó y por la cual el uso del tipo específico de munición involucrada, dijo, está temporalmente suspendido.
"Aquel que se vea comprometido en un hecho comprobado, tengan la plena seguridad de que lo pondremos a orden de las autoridades competentes para que este delito no quede impune", afirmó.
El uso de un tipo de munición no convencional en las escopetas, el uso inapropiado del equipamiento para el control de manifestaciones y la arremetida desproporcional de funcionarios contra los manifestantes son algunas de las acusaciones que se han hecho contra la GNB y la Policía.
El mayor general niega rotundamente todas estas acusaciones y contrapone en la mesa los datos de al menos 25 funcionarios militares heridos por armas de fuego y otros 250 que han sufrido contusiones en medio de las manifestaciones, un dato que para él desdice el carácter pacífico de las movilizaciones opositoras.
Luego de ver fotos de balines metálicos y de goma y las canicas con las que son acusados de replegar a los manifestantes, en algunas ocasiones causando heridas de muerte, el comandante general de la GNB desconoció las municiones y aseguró no haber visto su uso "nunca" durante la tres décadas de servicio militar.
"Nosotros en nuestro deber cotidiano, nuestro accionar, no usamos ese tipo de esfera en nuestro desempeño ni existen en nuestros comandos, en el parque de armas, o en un depósito que tengamos ese tipo de esferas, no existe en nosotros", dijo enfático.
Aunque tampoco es "imposible", Benavides defiende: "No está en nuestra formación ética, moral, de honor".
Su explicación técnica se basa en que la pólvora que tiene el cartucho que se usa como propulsor en las escopetas "no tiene la fuerza para impulsar un objeto como una metra (canica) y/o una esfera, porque esto está hecho para impulsar plástico".
(EFE)
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