Luego de que Facebook contratara al famoso arquitecto Frank Gehry —el mismo del Museo Guggenheim de Bilbao, el Walt Disney Concert Hall de Los Angeles y el New World Symphony Center de Miami— para que diseñara su edificio de oficinas en Menlo Park, California, Apple y Google se lanzaron a la construcción de otros ámbitos de trabajo monumentales en la zona de la Bahía de San Francisco. En abril se inaugurará el campus circular de Apple en Cupertino, cuyo trazo evoca el imaginario de las naves espaciales, y en 2019, el de Google, con cuatro doseles de vidrio espectaculares que se parecen más a una nube que a un techo, en Mountain View.
Las dos obras son también producto de arquitectos célebres: Apple contrató a Norman Foster —cuya firma renovó el Reichstag en Berlín y el City Hall de Londres— y Google a los estudios del danés Bjarke Ingels y el inglés Thomas Heatherwick.
"Aunque son diferentes en tamaño, diseño y acceso público, las dos instalaciones apuntan a una sola idea: el negocio inmobiliario se está convirtiendo en un símbolo de estatus para las empresas de Silicon Valley", observó el periódico San Francisco Chronicle, "que ahora compiten en parte por el valor de glamour de sus ámbitos laborales".
En la competencia por talentos de ingeniería Google-Charleston East ofrece controles de temperatura en los escritorios y Apple Park una pradera interior con lago y huerto. Comparten también la preocupación por preservar el medioambiente: ambos tienen paneles solares para la generación de energía, almacenaje de agua de lluvia, senderos para caminar, árboles plantados ad hoc y aparcamiento prioritario para bicicletas, entre otras características que les otorgan la certificación edilicia ecológica.
Como un anillo gigantesco —sus detractores han visto una rosquilla—, los nuevos cuarteles centrales de Apple albergarán bajo un mismo techo a los 12.000 empleados que hasta la mudanza se hallan esparcidos en distintas localidades del condado de Santa Clara. En el edificio que "se parece un poco a una nave espacial aterrizada" —según lo definió en el pasado el cofundador de la compañía, Steve Jobs— también se alojará el director ejecutivo Tim Cook. El público no podrá verlo: su oficina estará en el anillo interior, cerrado a las visitas a diferencia del exterior, donde habrá una tienda, una cafetería y un centro de información.
En la nueva oficina de Google en Mountain View trabajarán 2.700 personas. Será una planta básica abierta al público, que podrá caminar por el edificio principal, comer en sus restaurantes, probar productos de la empresa como dispositivo de realidad virtual y asistir a presentaciones.
A diferencia del de Apple, el diseño tiene el objeto de representar la apertura, como una realización material de las diferencias entre los sistemas operativos de cada competidor, iOS versus Android. Las paredes, las escaleras y hasta los techos rompen con el concepto tradicional de esos elementos: Larry Page, el CEO de Google, imaginó una suerte de terrarium para humanos. Bajo un cielo desnivelado de vidrio, distintos pilares de acero forman la estructura de oficinas abiertas, que se pueden ampliar o reducir según las necesidades de uso y de reuniones, y a las que se accede por rampas.
Acaso por la proximidad de San Francisco, Sillicon Valley carece de puntos emblemáticos fuera de algunas construcciones de la Universidad de Stanford: es una zona de edificaciones típicas y de carreteras. Estas dos obras de arquitectura cambiarán esa característica. Y también afectarán a los vecinos, que están preocupados por el impacto en el tránsito del área, ya muy congestionado. Si bien el proyecto de Google, que se inaugurará en 2019, es de menor escala, se halla sólo a 10 millas del de Apple.
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