Si existe un tema de conversación a nivel político que el flamante presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha instalado ese la de la protección de la industria nacional y el "regreso a casa" de firmas que han llevado sus fábricas a países donde las condiciones laborales son más beneficiosas para los productores de bienes.
El caso de la industria de calzado deportivo es uno de los que mejor simbolizan esta huida de compañías, tanto europeas como norteamericanas -de la talla de Adidas y Nike- a países del sudeste asiático.
Desde inicios de la década del 90, países como China, Indonesia y Vietnam han recibido inversiones multimillonarias al mudarse allí la producción de zapatillas desde EEUU y Europa debido al aumento de los costos de producción en dichos territorios.
En el caso particular de Adidas, sólo mantuvo una fábrica en Alemania que produce alrededor de 700 mil botines de fútbol al año, una cifra muy escasa si se tiene en cuenta que la firma confecciona 300 millones de pares de calzado deportivo al año.
La coyuntura actual promete cambiar de manera radical cuando entre en funcionamiento a mediados de año en la ciudad alemana de Ansbach la revolucionaria "Speedfactory". Se trata de una fábrica de 50.000 pies cuadrados que representa el futuro de la firma en lo que hace al proceso de manufactura.
Es que a diferencia de la metodología actual utilizada a gran escala que implica la elaboración a mano del calzado en fábricas enormes de Asia, el nuevo método completamente robotizado se apalancará en la tecnología de impresión en tres dimensiones para concentrar todo el proceso de elaboración bajo un mismo techo y con la menor intervención humana posible.
Al traer de nuevo la producción a su país de origen, Adidas podrá incluir con orgullo la preciada etiqueta de "Made in Germany" en algunos modelos de sus zapatillas, lo que seguramente se convertirá en una ventaja diferenciadora en una industria extremadamente competitiva que representa unos 80 mil millones de dólares anuales.
La producción estimada para el primer año será de sólo 500.000 pares de zapatillas, pero se espera replicar el avanzado modelo de producción en otros países con una planta de inminente apertura en Atlanta, Georgia para abastecer al mercado de los Estados Unidos.
El mejoramiento de los indices de calidad de vida en Asia representó en los últimos años un encarecimiento de los costos de producción en la región, sumado el hecho de que muchos trabajadores manuales lograron ascender en la escala social y hoy se niegan a trabajar en malas condiciones para las grandes fábricas. En cambio, quieren migrar a las grandes ciudades y conseguir trabajos de oficina.
Pero la decisión no fue tomada únicamente teniendo en cuenta el contexto socio-económico en Asia sino que también se contemplaron los beneficios que representa al proceso de diseño y sobre todo la reducción de tiempos entre que la zapatilla es creada y probada de manera completamente digital hasta que es impresa y llevada a los puntos de venta, proceso que se redujo de alrededor de tres meses a menos de una semana.
Adidas afirma que ciertos procesos siguen siendo mejor manejados por humanos por lo que el moldeado de las zapatillas estará a cargo de un equipo de alrededor de 160 personas que trabajarán en la planta alemana, algo que representaría un personal de más de mil operarios en una fábrica tradicional de Asia.
El fabricante alemán asegura que las nuevas plantas de tipo "Speedfactory" no reemplazarán a las existentes en Asia sino que las complementarán, pero expertos aseguran que los nuevos procesos de fabricación marcarán el inicio del fin del modelo productivo de bajo costo en la región.
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