Era domingo a la mañana. El hombre estaba durmiendo en el sofá cuando lo despertaron los gritos de su esposa, Dee Decasa.
Ella estaba en la cama navegando con el Samsung Galaxy Note 7 que acababa de cambiar para evitar que se le prendiera fuego como había ocurrido en otros casos. En ese momento empezó a salir humo del aparato y corrió para pedirle ayuda a su marido.
Él lo apoyó sobre una sartén y se alejó. Llamaron a la Policía, que llegó a la casa 20 minutos después. El smartphone aún chisporroteaba.
Ninguno de los dos salió lastimado, pero probablemente haya sido gracias al protector de plástico que Decasa le había puesto, ya que una parte se había fundido con la tapa de aluminio del teléfono.
Según AP hay al menos otros cuatro casos registrados en los Estados Unidos de reemplazos del Galaxy Note que se prendieron fuego, cuando se suponía que esta segunda camada no tendría los problemas de la primera. La compañía surcoreana afirma que la causa no es la misma, y ordenó retirar el producto del mercado hasta tanto se esclarezca lo que está sucediendo.
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