Volvo Car Group acordó una alianza de USD 300 millones de dólares con Uber para desarrollar vehículos de conducción automatizada, como parte de la estrategia de la automotriz de asociarse con firmas de Silicon Valley que inicialmente fueron consideradas como una amenaza para la industria.
Uber y Volvo pondrán en marcha en menos de cuatro meses una flota de 100 Volvo XC90 híbridos plug-in en la ciudad de Pittsburgh, y modificará los coches para instalar su propio sistema de conducción autónoma (tanto hardware como software) especialmente adaptados. Hay que recordar que hace menos de dos años Uber abrió un centro tecnológico en la ciudad de Pittsburgh para desarrollar la conducción autónoma.
Para la fabricación de esos vehículos Volvo utilizará su innovadora plataforma SPA (Scalable Product Architecture), que emplea para la producción del SUV XC90, así como de la berlina S90 y la versión familiar V90.
En Pittsburgh, los clientes pedirán un coche a través de la app de Uber, como hasta ahora, y de forma aleatoria les tocará o no un coche autónomo. En ese caso, el trayecto será gratis, en lugar del costo de USD 1,30 por milla (la tarifa habitual en Pittsburgh).
Para Travis Kalanick, CEO de Uber, esto hará bajar tanto los precios que a medio plazo un viaje largo en un Uber autónomo será más barato que con hacerlo con su propio coche. Además, según Kalanick, el acuerdo contribuirá a evitar que cada año más de un millón de personas pierdan la vida en accidentes de tráfico.
"Se puede ver como una amenaza", explicó el presidente de Volvo, Hakan Samuelsson a Automotive News. "Pero nosotros lo vemos como una oportunidad".
La realidad es que a largo plazo sí supondría una amenaza para todos los chóferes, incluido los de Uber. A corto y medio plazo no será un problema, debido a que los coches autónomos tienen todavía serias dificultades para funcionar con clima adverso (lluvia, nieve), ya que sus sistemas no son capaces de leer correctamente los carriles o ver la carretera. Y en Pittsburgh, en invierno, las nevadas son abundantes.
Para Sherif Marakby, jefe de desarrollo técnico en Uber (después de ser responsable durante 25 años de la ingeniería y conectividad a nivel global en Ford), el acuerdo con Volvo no es exclusivo y no descartan trabajar con otros fabricantes. De hecho, el otro fabricante sería Daimler, al que Uber habría encargado para 2020 la fabricación de 100.000 unidades del Mercedes Clase S en una variante de conducción autónoma.
Pero Marakby va más allá y explica que "hay una parte importante de la población que estaría abierta a compartir un trayecto en un coche sin conductor". El objetivo es crear una flota de coches autónomos totalmente autónomos y compartidos.
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