Bart Jansen es holandés, tiene 36 años y convirtió a su gato muerto en un drone. Lo hizo hace tres años, luego de que su mascota falleciera. En ese entonces generó muchísimas críticas pero lejos de desalentarse, siguió adelante y ya lleva construidos varios modelos con cadáveres de animales.
Para concretar su controversial invento, el artista tomó clases de taxidermia. Así pudo disecar a su animal y, de esa forma, adaptarlo al equipo que construyó con el ingeniero Arjen Beltman, un experto en drones.
"Orville tenía que volar. Hice un dibujo de un gato con una hélice saliéndole de la espalda y dije 'Hagamos un helicóptero'", contó Jansen, según publicó el portal BBC Mundo.
Luego de disecar a su mascota, le puso cuatro hélices en las patas y, con ayuda de Beltman, le introdujo un motor operado por un control remoto. Sólo en materiales, gastó 2.500 euros. Le tomó un año concretar el monumento, al que llamó Orvillecopter y que subastó por 13.500 dólares.
Luego se propuso hacer una avioneta con un tiburón muerto. Su obra terminó en el 2014 y fue llamada sharkjet. En el último tiempo usó cadáveres de ratas y avestruces para convertirlos en drones.
La última idea de Bart Jansen mantiene en suspenso a sus seguidores. Según reporta el ABC de España, quiere construir una helicóptero y pretende utilizar una vaca.
Pese a la polémica, lo cierto es que sus inventos no son ilegales, ya que pide permiso a las autoridades holandesas para cada nuevo proyecto que emprende.
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