Los avances tecnológicos no dan tregua y son varios los que se sienten abrumados por el constante aluvión de nuevos adelantos, los cuales –en teoría– permitirán facilitar nuestro día a día. Pero no quita que el proceso de adaptación sea, en ocasiones, desafiante.
La industria automotriz es una de las que más se han visto afectadas por la incorporación de nuevas tecnologías que permiten hacer realidad lo que hasta sólo una década parecía posible únicamente en el contexto de un film de ciencia ficción.
Aunque los autos voladores al estilo Supersónicos todavía son una promesa lejana, determinados desarrollos aplicados a modelos recién lanzados –en su mayoría, de lujo– invitan a soñar con el momento en que delegaremos funciones fundamentales, como el manejo de los vehículos, a un "piloto automático".
El sistema que inauguró el sedán Tesla Model S combina una serie de radares, sensores y cámaras que permiten delegar el control del vehículo a un conductor virtual que reconoce los carriles, vehículos a su alrededor y tiene total autonomía para frenar ante cualquier obstáculo imprevisto o cambiar de carril con el simple uso de la luz de giro.
El fabricante de Silicon Valley, bajo el mando de la leyenda viviente Elon Musk –fundador de PayPal que saltó a la fama por sus arriesgadas apuestas como Space X o el sistema de transporte súper veloz Hyperloop–, fue el primero en lanzar al mercado una batería de sistemas que habilitan a los propietarios a disfrutar de los beneficios del manejo semiautónomo.
Más allá de la salida a la luz de diversos casos en los que usuarios de modelos Tesla alegan supuestas fallas del sistema de piloto automático, este tipo de asistencias de manejo ha llegado para quedarse. Se espera que en corto plazo se masifiquen y puedan ofrecerse en modelos genéricos al alcance de cualquier bolsillo promedio.