Una pequeña reflexión para los indignados con Pokémon Go

El juego causó furor y despertó todo tipo de críticas. Sin embargo, muchos parecen estar cautivados por la aplicación, aun cuando se nieguen a reconocerlo e incluso aseguren que es nocivo. ¿Repudio genuino o pura hipocresía?

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(Nintendo)
(Nintendo)

En los últimos días, Pokémon Go fue noticia en todo el mundo por el furor que causó. Desde diferentes medios del mundo se habló y se sigue hablando sobre el tema.

En Infobae transmitimos las principales noticias sobre el juego de realidad aumentada: de qué se trata, cómo se juega, las advertencias, los beneficios que trajo para algunos y los problemas que ocasionó y podría causar.

Ayer jueves, luego de que la app se habilitara en el país, compartimos con los lectores la experiencia de jugar en vivo. La transmitimos y tuvo muchas repercusiones. Como la mayoría de las notas que se sacaron sobre el tema.

Los comentaristas, en su mayoría, se mostraron enojados y molestos por la dimensión que adquirió el tema. Criticaron, denostaron y repudiaron de todas las formas posibles al juego y a los jugadores. Y también a los que osaran, en el futuro, probarlo.

A los indignados, les digo algo: si no les gusta no se lo bajen, no lo miren ni se acerquen a él. Tienen todo el derecho del mundo a hacerlo, pero no hace falta que, además, se dediquen a criticar con saña a cualquiera que decida probar esto. Todos tenemos derecho a opinar y decir lo que queramos, pero sería mucho más productivo tener un hablar responsable y justificar con argumentos lo que decimos.

Por otra parte, opinar sin justificar y encima hacerlo a través de agresiones no sólo no suma nada, sino que genera malestar. ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué se busca ocasionar? Si algunos experimentan un goce profundo en agredir a los otros, entonces tendrán que ponerse a pensar sobre el tema, porque evidentemente hay algo que no está bien.

Y si realmente quieren compartir una opinión sobre el tema, de nuevo: háganlo sin agresión y con argumentos. Van a lograr mejor recepción del otro lado. Los mensajes acompañados de insultos no son efectivos. Nunca.

Los tipos de insultos también merecen una reflexión aparte. Les pido que hagan el siguiente ejercicio: lean los comentarios de las notas, escuchen a los opinólogos de turno en la calle, la tele y los portales y descubrirán que cuando se habla de una mujer, la mayoría de los insultos se basan en su aspecto físico o sus supuestas necesidades sexuales.

No digo que los hombres estén exentos de estas críticas, pero, en el caso de las mujeres, este tipo de agravios es mucho más frecuente. Si es linda, es tonta, un gato o una inútil. Si es fea, no merece hablar, opinar ni trabajar. Y en los dos casos, el mismo consejo: "Que mejor se consiga un tipo". Si la mujer hace lo que hace o dice lo que dice es porque, seguramente, le falta tener sexo con un tipo. Siempre. Incluso cuando esté probando un juego de realidad aumentada.

Y volviendo a la cuestión lúdica: jugar hace bien a la salud. Con moderación, claro, como todo en esta vida. El problema no es la aplicación en sí, sino el usuario. Si el usuario va a quedar adherido al teléfono como un zombie y va a dejar de conectarse con el entorno real, entonces sí sería un problema. Pero esto no es nuevo. Ya hay muchos que hace rato están pegados a sus smartphones por motivos muchísimos más nocivos y repudiables, como, por ejemplo, para dedicarse a agredir, para trabajar 24 horas al día o para entrar en paranoia con el tema de turno.

De nuevo, no se viene el Apocalipsis. El problema no son las nuevas tecnologías, sino los usos que se les den. O sea, y a riesgo de quedar reiterativa, la mesura tiene que venir de parte de los usuarios.

Por otra parte, si les preocupa tanto que se difundan notas sobre una cuestión que creen tan banal como ésta, entonces dejen de hacer click en artículos que traten estos temas y dediquen su tiempo a leer información que les resulte más interesante. No miren lo que no les interesa. No regalen clicks, ni rating, pongan su foco de atención en otro lado.

Si por otra parte, en realidad, disfrutan de leer notas que resultan lights, entonces háganlo sin culpa. No se preocupen, no se van a volver más tontos por haber dedicado 20 minutos de su vida a divertirse leyendo sobre estas cuestiones. Es sano hacer tonterías de vez en cuando. Y también lo es disfrutarlas. Así que, despójense de sus culpas y miedos, entréguense al placer de hacer pavadas y no se autoflagelen más. Prueben. Es liberador, en serio. Tampoco hace falta que se la agarren con los que se animan a disfrutar de un juego sin culpa. Disfruten ustedes, y ya.

Por último, si realmente sólo quieren dedicarse a leer noticias "serias", entonces háganlo, pero de verdad. Porque de ese modo subirían las visitas de artículos de excelente calidad, que, a diario, pasan desapercibidos porque, lamentablemente, parece que a pocos les interesa informarse sobre esas cuestiones. ¿En qué quedamos?

¿Y todo esto por un juego? No, para nada, simplemente me pongo a pensar que un juego puede dejar en evidencia muchas cuestiones y que es una excelente oportunidad para reflexionar.

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