15 de diciembre de 2016. Cerca del mediodía. La mansión estaba en venta. Y al ver que no había movimiento pese a haber estado esperando durante unos minutos, el agente inmobiliario que debía reunirse con sus dueños, decidió ingresar de todos modos. Tenía el permiso necesario para hacerlo. Al ver que todo estaba en su lugar, pero que las pertenencias de sus ocupantes aún estaban allí, los buscó. Finalmente los encontró: estaban muertos en uno de los lugares más reservados de la casona, el sótano donde hay una piscina interior.
De inmediato se comunicó con la Policía de Toronto. La muerte de sus propietarios no pasaría inadvertida para el resto de la sociedad. Es que Barry y Honey Sherman eran multimillonarios y estaban muy ligados a la clase política y económica de Canadá. Eran los dueños de una farmacéutica multinacional que el propio hombre de 75 años había levantado desde hacía años. Un símbolo de país.
De inmediato, los investigadores oficiales comenzaron a filtrar información que hablaba de un supuesto pacto suicida entre ambos. Pero los hijos, familiares y amigos de la pareja no podían creer esa versión. No encajaba con el perfil de ambos. No había modo que eso hubiera ocurrido. La policía caratuló su muerte como "sospechosa".
Los hijos decidieron entonces iniciar su propia pericia. Contrataron a agentes privados para que pudieran determinar qué pudo ocurrir dos días antes de que los cuerpos sin vida de sus padres fueran hallados en el sótano por su broker de real estate. El equipo estaba conformado básicamente por ex detectives de homicidios del mismo cuerpo que ahora darían luz sobre lo ocurrido.
Los investigadores privados encontraron evidencia de que el matrimonio había sido ahorcado con cinturones de cuero que luego fueron anudados alrededor de una barandilla que recorre el estanque. Un forense dictaminó previamente que la pareja había muerto por "compresión de ligadura del cuello" o estrangulación.
La evidencia examinada por los expertos también determinó que habían estado atados durante un largo tiempo antes de ser ejecutados. Sin embargo, los investigadores privados no hallaron las cuerdas con que habían sido sujetados, según consignó la cadena CBC Toronto. Al ser encontrados, los cuerpos de Barry y Honey no estaban atados.
Los detectives arribaron a otra conclusión: los Sherman fueron aniquilados la noche del 13 de diciembre. Así lo indicaron luego de que pudieran comprobar que Honey llevaba puesta la misma ropa con la que había sido vista aquel día.
Pero incluso creen que ambos tuvieron consciencia de que iban a ser asesinados. Según las pruebas recogidas por los investigadores contratados por los hijos de la pareja multimillonaria, la mujer habría peleado con sus asesinos, ya que presentaba cortes en su nariz y labios. Y había rastros de sangre sobre su cuerpo. Sin embargo, no era mucha. Había relativamente poca sangre, lo que sugiere que Honey estuvo boca abajo sobre el suelo, sangrando, durante un tiempo antes de ser atada a la barandilla en posición vertical, dijo la fuente consultada por la cadena de noticias.
Otra de las teorías a las que arribaron los forenses no oficiales es que del asesinato de los Sherman participaron varios sicarios, no uno solo. Y si bien están lejos aún de determinar quién pudo haber encargado su muerte, están casi seguros de que los hechos están comprobados.
Barry Sherman fue el fundador y CEO de Apotex, una de las farmacéuticas más grandes de Canadá. Tanto él como Honey (70 años) eran reconocidos filántropos y activos partícipes de la vida social de Toronto. Su fortuna estaba calculada en casi 5 mil millones de dólares.
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