Tras décadas de tensiones entre la comunidad internacional y el régimen de Corea del Norte, China es el último aliado que le queda a Pyongyang y su único contacto con el mundo y las divisas extranjeras.
La relación data de la Guerra de Corea, cuando en octubre de 1950 las tropas de Beijing decidieron intervenir para evitar que los Estados Unidos y Corea del Sur derrocaran al gobierno y unificaran al país bajo su influencia.
Eran tiempos de la Guerra Fría, y la misma República Popular China llevaba apenas un año de existencia tras imponerse los comunistas en la guerra civil en ese país, por lo que el conflicto en la península coreana ya tenía realmente una escala global.
Durante la guerra también la Unión Soviética apoyó al régimen norcoreano, pero a partir de su quiebre de relaciones con Beijing y luego tras la disolución soviética en 1991, China se convirtió en el único aliado y protector de Pyongyang.
Su apoyo económico y político se prolongó durante el mandato de sus tres líderes, Kim Il Sung (1948-1994), Kim Jong Il (1994-2011) y el actual, Kim Jong Un (desde 2011).
"Hoy lo sigue apoyando para evitar el colapso de su régimen y las consecuencias que esto tendría para China", señaló Temtsel Hao, periodista de la BBC en China.
El especialista señaló en un artículo que en un escenario de caída del régimen, Beijing se vería abrumado por decenas de miles de refugiados que llegarían a su territorio cruzando los 1.400 kilómetros de frontera en común.
Pero también perdería una zona de amortiguación importante, y los 30.000 soldados estadounidense en Corea del Sur pasarían a estar justo en las puertas de China.
De cualquier manera, el creciente programa nuclear de Pyongyang y sus repetidas pruebas de misiles intercontinentales, así como la imprevisibilidad de sus líderes, han puesto a prueba la paciencia del gigante asiático.
Por ejemplo, Beijing se molestó cuando el joven Kim Jong Un ejecutó a su tío Jang Song Thaek, una figura muy cercana a China, tras acusarlo de conspirar contra él, así como también cuando presuntamente ordenó el asesinato de su hermano, Kim Jong Nam. En tanto, las penurias económicas de la sociedad norcoreana, sus hermetismo y el belicismo de sus líderes van en contra de la postura china de expansión comercial pacífica, su proyecto de la ruta de la seda y de adoptar un rol más importante de estabilizador en la comunidad internacional.
Por tanto, en la última década, Beijing ha endurecido su postura y se ha unido a las principales potencias en su demanda de poner fin al programa nuclear y en la adopción de sanciones aprobadas por las Naciones Unidas, que este jueves comenzaron a aplicarse con la expulsión en 120 días de las empresas norcoreanas en China.
Aunque mantiene también su pedido de diálogo entre las partes, rechaza la reciente escalada de amenazas y se ha mostrado reacio a criticar al régimen por sus violaciones a los derechos humanos.
Los números del comercio
Pero las cifras de la sociedad entre ambos países son elocuentes. China provee el 90% del combustible de Corea del Norte, le vende el 57% de los productos de todo tipo que importa y le compra el 42% de sus importaciones.
Solo en la primera mitad de 2017 el comercio entre ambos países alcanzó los 2.600 millones de dólares, un 10% más que en el mismo período de 2016.
También es importante la ayuda humanitaria que Beijing envía a su aliado. Tradicionalmente esta asistencia provenía en un 75% de China, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, pero tras el deterioro de las relaciones con el régimen en los diálogos de 2009 para reducir su programa militar, todas las partes, con la excepción de China, redujeron significativamente esta ayuda, que se traduce, en su mayor parte, en comida y energía.
En la década de 1990 se calcula que entre 800.000 y 2,4 millones de personas murieron por la hambruna causada tras la reducción de subsidios soviéticos, y actualmente las Naciones Unidas calculan que el 70% de la población está malnutrida, por lo que esta ayuda es vital para el país.
"Los chinos ciertamente preferirían que Corea del Norte no tuviera armas nucleares, pero su mayor temor es el colapso del régimen", señaló Jennifer Lind, profesora de la Universidad de Dartmouth, al Council of Foreign Relations.
Además, desde 1961, ambos países mantienen un acuerdo militar hasta 2021, que ya han renovado dos veces, y que implica asistencia china en caso de un "ataque no provocado".
Por estas razones, los expertos consideran que China continuará apoyando las sanciones e implementado sus puntos, pero solo si esto no implica el colapso del gobierno de Kim Jong Un, mientras que los norcoreanos tienden a creer que su supervivencia depende cada vez más de las armas nucleares, en lugar de la alianza con China.
En una situación del quiebre de esta alianza, "lo último que harías es resignar tu capacidad nuclear", consideró Jefrey Lewis, director del programa de Asia Oriental en el Instituto Middlebury de Estudios Internacionales, en un artículo de New York Times. "El único elemento sobre el cual tienes control", dijo.
LEA MÁS: