Un recluso de nacionalidad boliviana, preso en una cárcel española de la ciudad de Málaga, ha pedido que lo dejen en prisión para poder terminar unos cursos de formación que está realizando en el centro penitenciario donde se encuentra porque no los podría pagar fuera.
El recluso, que fue condenado a cuatro años de cárcel por abusar sexualmente de una de sus compañeras de piso, está en la cárcel de Alhaurín de la Torre en prisión preventiva, ya que la condena no es firme, pero está a punto de cumplir los dos años máximos contemplados en la ley hasta que la sentencia sea definitiva.
Debido a ello, la Audiencia Provincial de Málaga celebró una audiencia para tratar su puesta en libertad provisional mientras el Tribunal Supremo ratifica o no su condena.
Fuentes judiciales indicaron a Efe que el recluso, para sorpresa de los magistrados y el fiscal, pidió que lo dejaran en prisión, al menos hasta finales de noviembre, cuando está previsto que terminen los cursos de formación que está realizando ya que "no los podría pagar en la calle", según alegó.
La Sala decidió que el preso permanezca en prisión hasta agotar el plazo máximo de dos años de prisión preventiva, que marca la ley, aunque reconoció que nunca se habían encontrado con un caso similar en su dilatada trayectoria profesional.
Los hechos por los que el acusado fue juzgado se remontan a noviembre de 2015, en Vélez Málaga, cuando el boliviano entró en la habitación de una de sus compañeras, se desnudó y se introdujo en la cama para seguidamente abusar de la misma, hasta que ésta lo apartó.
Cuando ocurrieron los hechos el acusado, de 36 años, estaba en situación irregular en España y tenía una orden de expulsión del país desde 2009.
Además de la pena de prisión, no podrá acercarse a la víctima durante cinco años y estará en libertad vigilada durante el mismo periodo, después de que cumpla la pena privativa de libertad, según la sentencia, a la que tuvo acceso Efe.
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