La Fuerza Aérea de los Estados Unidos sobrevoló este lunes la península coreana con cuatro cazas furtivos y dos bombarderos nucleares durante un ejercicio militar y en una última demostración de sus "capacidades disuasorias" luego de los recientes ensayos nucleares y misilísticos de Pyongyang.
Estas maniobras, que incluyeron prácticas de tiro en la provincia de Gangwon, no son inusuales en momentos de extrema tensión, pero serían las primeras luego de que el régimen de Kim Jong Un ordenara a principios de septiembre la sexta y más poderosa prueba nuclear llevada a cabo por su país.
El escuadrón estuvo conformado por cuatro cazas furtivos F-35B Lightning II y dos bombarderos supersónicos nucleares B-1B Lancer, que llevaron a cabo una "demostración de las capacidades disuasorias de la alianza entre los Estados Unidos y Corea del Sur contra las amenazas nucleares y misilísticas de Corea del Norte", señaló el ministerio de Defensa en Seúl.
También participaron cuatro cazas F-15K surcoreanos en un entrenamiento "de rutina" que se repetirá para "mejorar las capacidades operativas conjuntas contra las contingencias", aseguró el comunicado oficial.
El último vuelo se había realizado el 31 de agosto. Cuatro días después, Pyongyang probó su artefacto nuclear más poderoso hasta la fecha, considerado como una bomba de hidrógeno, y el 15 de septiembre realizó el ensayo de un misil balístico Hwasong-12 que voló sobre Japón.
Los Estados Unidos están intentando aumentar la presión sobre el régimen, y el domingo, Nikki Haley, su embajadora ante las Naciones Unidas (ONU), advirtió que Corea del Norte será "destruida" si se rehúsa a terminar su "temerario" programa de armas.
"Estamos tratando con todas las otras posibilidades que tenemos, pero hay muchas alternativas militares sobre la mesa", sostuvo en el programa State of the Union, en la cadena CNN.
Washington mantiene 28.500 tropas en Corea del Sur, y otras 50.000 en Japón y preparadas para un rápido despliegue, aunque cualquier hipótesis bélica pondría a millones de surcoreanos ante el peligro de un ataque de represalia norcoreano.
Por otro lado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, mantuvo también el domingo una conversación telefónica con su par surcoreano, Moon Jae In, en la que acordaron "implementar a fondo" las sanciones para que Pyongyang vea que, de seguir con su actitud, "solo se aislará más diplomáticamente y se enfrentará a más presión económica", lo que llevará al país "al colapso".
La semana pasada, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una iniciativa estadounidense para aumentar las sanciones sobre Pyongyang, reduciendo su cuota de importación de petróleo y prohibiendo sus exportaciones de textiles.
Al respecto, el asesor principal en Seguridad de Trump, H. R. McMaster, dijo que los Estados Unidos "tienen que prepararse para todas las opciones" si las sanciones son insuficientes.
(Con información de AFP)
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