Las delegaciones del régimen sirio de Bashar al Assad y de la oposición armada iniciaron este jueves la sexta ronda de negociaciones en Astana, Kazajistán, para la implementación del alto el fuego que ponga fin a un conflicto civil que lleva más de seis años y cientos de miles de muertos.
A la reunión de alto nivel que se prolongará hasta mañana acudió una nutrida delegación de la oposición levantada contra el gobierno en 2011, integrada por 24 personas que representan a distintos grupos armados que actúan en Siria, informó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Kazajistán.
También forman parte en las negociaciones delegaciones de los tres países garantes del alto el fuego firmado en diciembre del año pasado -Rusia, Turquía e Irán-, representantes de Estados Unidos y Jordania, y el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura.
El principal objetivo de esta sexta ronda es delimitar los mapas de las "zonas de rebaja de tensión" en las provincias sirias de Idleb, Homs y Guta, territorios en los que estará prohibida cualquier actividad militar, incluso vuelos de aviones.
La última reunión en Astana, celebrada a comienzos de julio, concluyó sin avances en este asunto, después de que la oposición se negara rotundamente a que Irán despliegue sus efectivos en esas zonas de seguridad.
Pese a que el acuerdo para crear la zonas de rebaja de tensión fue alcanzado en mayo pasado en esta ciudad de Kazajistán, aún está por concretar su delimitación geográfica y los mecanismos para garantizar su funcionamiento, que incluyen el despliegue de fuerzas para supervisar el cumplimiento del alto el fuego.
Las delegaciones también negociarán en esta ronda la creación de un Centro de Coordinación del alto el fuego y de un grupo de trabajo para la liberación de los detenidos y rehenes.
Además está prevista la firma de una declaración conjunta sobre el desminado de los monumentos históricos de Siria incluidos en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO.
La guerra civil siria, que aún continúa, comenzó en marzo de 2011 cuando las fuerzas del presidente Bashar al Assad reprimieron brutalmente una manifestación en Daraa y la situación entró en una espiral de violencia.
Un gran número de milicias opositoras, incluyendo desertores del ejército sirio pero también grupos radicales islámicos como Al Qaeda, se levantaron en armas contra el régimen y el país quedó partido.
Tiempo después la irrupción del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, en inglés) hizo aún más compleja la situación y en más de seis años de duros combates se especula que han muerto al menos 330.000 personas, entre civiles, militares y rebeldes.
Además, seis millones de sirios se convirtieron en refugiados dentro del mismo país y otros cinco millones debieron emigrar por la guerra, mayormente a países limítrofes como Jordania y Turquía pero también hacia Europa, en una catástrofe humanitaria sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.
Con información de EFE
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