Los huracanes son bautizados con nombres de personas porque de esta forma es más fácil recordarlos, en vez de utilizar tecnicismos o palabras ligadas al argot de los meteorológos. De esta manera, se facilita comunicar sobre estos fenómenos climáticos que pueden llegar a ser altamente catastróficos.
"La experiencia ha demostrado que el uso de nombres de hombres y mujeres en la comunicación escrita y hablada es más corto, más rápido y causa menos errores que cualquier otra identificación de huracanes usada hasta la fecha", explicaron expertos de la Organización Meteorológica Mundial a Univisión.
Pero, ¿cómo es el proceso para bautizar los huracanes y dónde surgió esta idea?
Durante la Edad Media, y en los períodos posteriores a ella, las tormentas eran bautizadas con nombres de santos. Éstos eran asignados según el día en que el fenómeno meteorológico nacía o del daño que hacía.
Varios siglos después, en 1800, los científicos en Estados Unidos empezaron a nombrar los huracanes y tormentas utilizando un método de alfabeto fonético. Sin embargo, este sistema creaba confusiones.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, el meteorólogo australiano Clemente Wragge fue la primera persona en bautizar a un huracán con un nombre de mujer. A partir de ese momento, la Oficina del Tiempo de Estados Unidos adoptó esta práctica pero sólo con nombres de mujeres.
En 1978, las tormentas del Pacífico Norte Oriental empezaron a ser bautizadas con nombres de hombre. Y, en 1979, tras las protestas de grupos feministas, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos decidieron que debían alternarse con nombres de mujeres y hombres.
Las listas con los nombres de huracanes son creadas cada año por la OMM y estas incluyen uno por cada letra del alfabeto. No obstante, la Q, U, X, Y y Z no están incluidas debido a que los nombres que comienzan con estas letras son raros y poco comunes. La lista se vuelve a reciclar cada seis años.
Sin embargo, cuando un huracán es muy devastador -como fue el caso de Katrina, en 2005, o Andrew, en 1992- son retirados ya que estos están ligados a tragedias y destrucción, según informa el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos.
Según estadísticas, los huracanes con nombres de mujeres han resultado ser más devastadores. ¿Será este el caso con Irma?
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