El gobierno de Dinamarca se prepara para realizar una importante reducción de los impuestos en uno de los países más gravados del mundo, como medida para incentivar a que la gente trabaje y mantener el crecimiento económico frente a la amenaza de una posible falta de mano de obra.
La decisión fue anunciada por el ministro de Finanzas, Kristian Jensen, la semana pasada y supone un cambio importante para un país caracterizado por un Estado de bienestar basado en impuestos altos y amplios beneficios sociales.
La baja impositiva afectará a los salarios, la compra de autos, los servicios públicos y las pensiones, y se espera que para el 2025 reduzca los ingresos fiscales en 23 mil millones coronas danesas (unos 3.700 millones de dólares) cada año.
"Con esta propuesta damos cuenta de una serie de desafíos. Aumentamos los beneficios de conseguir un trabajo, hacemos atractiva la idea de pasar más tiempo trabajando y aseguramos que tenga sentido ahorrar para la jubilación", explicó Jensen en un comunicado, según citó la agencia Reuters.
El ministro también explicó que esperan recuperar la merma de ingresos públicos con un aumento de la recaudación por el impuesto al valor agregado ligado al consumo, el cual esperan que crezca si más personas deciden trabajar.
"Esto no es un juego de suma cero entre impuestos y bienestar", aseguró Jensen, luego de explicar que el gobierno no se propone reducir el gasto público o los servicios sociales por los que Dinamarca y todos los países escandinavos son famosos, que incluyen salud y educación públicas de calidad, universalidad de los servicios y amplia cobertura de seguridad social, entre otras cuestiones.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Dinamarca es el país que paga más impuestos del mundo como porcentaje del Producto Bruto Interno (PBI), cifra que alcanzó el 46,6% en 2015 y que tras la implementación de este programa esperan llevar al 44 por ciento.
En contraste, este número se acerca al 26% en Estados Unidos y al 36 por ciento en Alemania, y está muy por encima del promedio de la OCDE ubicado en torno al 34%.
Entre los países latinoamericanos miembros del organismo, en Chile representa el 20,7% y en México el 17,44 por ciento.
Pero el partido gobernante del primer ministro Lars Lokke Rasmussen, el Venstre de centro derecha, sólo tiene 57 bancas en el Folketing, el parlamento danés, y necesita el apoyo de los 37 legisladores de su aliado el conservador Partido Popular de Dinamarca (PPD) para lograr el número necesario (90) y aprobar la medida. No será fácil ya que el PPD se opone por principios a recortar impuestos a las personas con altos ingresos.
La economía danesa se encuentra en un momento de alza y hay temores entre los líderes políticos de que pronto haya una crisis de falta de mano de obra. En la actualidad la tasa de desempleo ha caído al 3,5%, incluso por debajo del pleno empleo, lo que sumado a una población de avanzada edad está generando dificultades en las empresas para encontrar trabajadores.
En tanto abrir el país a la inmigración, inclusive selectiva, está también fuera de la discusión del PPD, aliado estratégico del gobierno electo en 2015, según reportó la agencia Bloomberg.
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