Un chef arrestado por asesinar a su amigo y colega confesó a las autoridades el motivo del crimen: el odio. Todo fue premeditado y calculado. Mustakeem Ahmad compró un arma y practicó los disparos para asegurarse de no fallar al enfrentar a su compañero de trabajo.
El resentimiento comenzó, según fuentes policiales por el Hindustan Times, porque la víctima, identificada como Inayat y originario de Birmania, se había convertido en el favorito de los jefes en el restaurante en el que trabajaban ambos, en Delhi.
Sin embargo, la furia que sentía el joven superó todo nivel previo cuando recibió un duro diagnóstico médico. Ahmad había consultado a un especialista por una molesta infección a la garganta y, según su testimonio, le indicaron que sufría de cáncer.
Devastado y enceguecido por su envida, el acusado culpó a Inayat por su situación, ya que fue él quien lo incitó a fumar, adicción que pudo haber jugado un rol clave en el desarrollo de la enfermedad. Volvió a su villa natal, en Uttar Pradesh, donde consiguió un arma y practicó tiro durante unos días.
De regreso a la capital, pidió a su cuñado, dueño del restaurante, que despida a su compañero, pero el pedido fue rechazado. "Estaba con una pistola cargada con la que planeaba matar a Inayat si no lo despedían. Eso fue lo que eventualmente pasó. Ahmad discutió y peleó con Inayat y posteriormente le disparó en medio del enfrentamiento", declaró un investigador al diario indio.
La víctima falleció en camino al hospital, mientras que el atacante huyó del lugar, pero fue arrestado poco después cuando visitaba a un familiar, a quien quería pedir dinero para escapar de la ciudad.
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