Hay preguntas que todos sabemos responder. Por ejemplo, ¿Dónde estabas durante los atentados del 11 de septiembre de 2001?
Dentro del hermético mundo de Corea del Norte, todos los norcoreanos que existían el 8 de julio de 1994 pueden recordar con claridad dónde y qué estaban haciendo cuando conocieron la noticia de la muerte de Kim Il Sung, el fundador del país comunista.
¿Dónde y qué estabas haciendo cuando murió Kim Il Sung?
En el caso de Mi Ran, una maestra de jardín de infantes que escapó a Corea del Sur y fue entrevistada por la periodista Barbara Demick en 2004, se encontraba ordenando el aula del colegio donde trabajaba, en el centro de la ciudad de Chongjin, cuando escuchó a una de sus alumnas gritando en el pasillo.
"¡Está muerto, está muerto!", gritaba la niña de cinco años que, claramente agitada, no podía hablar con claridad.
"De qué estás hablando?", preguntó una maestra.
"¡El Gran Mariscal está muerto!", exclamó nuevamente la niña, por lo que todos entendieron que se estaba refiriendo a Kim Il Sung. Aunque en principio las maestras no le creyeron y hasta fue acusada de blasfemia, rápidamente confirmaron la noticia a través del noticiero norcoreano.
Mi Ran no podía creerlo. Ya había estudiado en el colegio y conseguido un buen puesto de trabajo como maestra a pesar de pertenecer a una clase social inferior, pero no sabía que su líder podía morir. Sabía que las personas estaban hechas de carne y hueso y que la vida era finita, pero el Gran Líder era distinto. Si Dios podía morir, entonces cualquier cosa era posible.
El 6 de julio de 1994, menos de tres semanas antes de una histórica reunión programada con el entonces presidente de Corea del Sur, Kim Young Sam, en Pyongyang, Kim Il Sung fue a visitar una residencia al norte de la ciudad, donde pretendía hospedar a su par surcoreano. El día era extremadamente caluroso, por encima de los 35 grados centígrados. Luego de cenar, el fundador del país comunista colapsó tras un ataque al corazón.
Murió dos horas después, pero el anuncio de su muerte fue demorado por 34 horas. Tenía 82 años.
LEA MÁS: