Como seres humanos, todos los días estamos obligados a tomar decisiones a consciencia. Ya sean vinculadas a aspectos rutinarios como qué vestir o comer, hasta variables de tipo trascendental como apostar o no a una relación o a un nuevo desafío laboral; constantemente nos enfrentamos a disyuntivas que pueden afectar en mayor o menor medida nuestro destino.
Más allá de ser algo que todos compartimos independientemente de dónde vivamos y de nuestra profesión, definitivamente el común de la gente no debe decidir diariamente qué automóvil elegir para manejar entre un total de 64 vehículos. Ése es el parque automotor promedio que poseen los dueños de un Bugatti Chiron. Además, claro, de sus yates y aviones privados.
El nuevo modelo del emblemático fabricante francés -bajo poder del Grupo Volkswagen- fue lanzado con la difícil tarea de llenar los zapatos de su antecesor: el legendario Veyron, lanzado allá por 2005 por la módica suma de USD 1.5 millones; una cifra exhorbitante para la época.
Pero más de una década después, con la llegada de nuevos jugadores como Pagani y el resurgimiento de fabricantes tradicionales como Lamborghini -también de la mano de VW-, Bugatti se vio obligada a levantar la apuesta con una propuesta que se distancie aun más de superdeportivos plebeyos como el Huayra o el Aventador S.
El Chiron valuado en USD 2,99 millones se convirtió instantáneamente en el automóvil más rápido del mundo, con una aceleración de 0 a 100 km/h en torno a los 2,3 segundos; aunque expertos disputan ésta afirmación al alegar que el "endemoniado" Dodge Challenger SRT Demon alcanza las mismas prestaciones con un precio de sólo USD 85.000 y un nivel tecnológico infinitamente menor.
Independientemente de las frías cifras de aceleración, el Chiron representa lo mejor de la industria automotriz y con una proyección de sólo 500 unidades en un lapso de siete años de producción. Ya son varios los acaudalados coleccionistas que se aseguraron dos ejemplares con la certeza de que – al igual que su antecesor – se convertirán en clásicos invaluables en un futuro cercano.
Con un 30 por ciento de sus clientes basados en los EEUU, el país con mayor cantidad de multimillonarios del mundo, alrededor de la mitad de la producción total ya tiene dueño y la mayoría firmó el cheque de siete cifras sin siquiera ver al bólido en persona.
Tras organizarse un evento ultra exclusivo en Portugal, al cual fueron invitados propietarios de modelos Veyron, muchos acaudalados fanáticos de la velocidad decidieron comprar dos o más Chiron por un singular motivo. "Algunos dijeron 'quiero uno para mi colección y otro para manejarlo'", compartió Manuela Höhne, vocera de la firma.
¿Para qué preocuparse por arruinar la pintura artesanal a 420 km/h cuando se puede tener una unidad sólo para correr y otra para presumirla ante amigos? Ese es el nivel de razonamiento de un propietario Bugatti, el cual suele contar en su garage con modelos ultra exclusivos de la talla de un Koenigsegg Agera R de USD 2.5 millones o un Hennesey Venom GT de USD 1.2 millones.
Según consigna el fabricante, Bugatti vende 37 por ciento de sus vehículos en Europa y otro 26 por ciento en Medio Oriente. Pero lo que más llama la atención es que China – convertido en el mercado más atractivo para fabricantes de súper lujo – básicamente le da la espalda a la firma francesa.
Aparentemente, los multimillonarios del país asiático prefieren ostentar símbolos de riqueza más tradicionales como modelos de Rolls Royce y Bentley. "Bugatti tiene clientes en China, pero ellos compran sus vehículos para conservar en sus casas de Europa y Medio Oriente" dijo Höhne.
A pesar de superar los 2.500 kg de peso gracias en parte a detalles como su insignia y parrilla frontal talladas en plata sólida, los 1500 HP que brindan su motor 16 cilindros en W de 8 litros y cuatro turbo cargadores, le permiten superar los 400 km/h con total facilidad, con una velocidad máxima limitada a 420 km/h por una mera cuestión de seguridad.
Por su parte, Wolfgang Durheimer, CEO tanto de Bugatti como de la británica Bentley- también bajo el paraguas de VW -, asegura que a pesar de que los clientes de las firmas que maneja son tremendamente acaudalados, se diferencian en varios aspectos.
El directivo compartió que mientras quienes eligen los modelos más tradicionales de Bentley suelen ser los propietarios de sus propias compañías, viajan en primera clase y se hospedan en las suites más costosas de los mejores hoteles del mundo, en promedio sólo cuentan con ocho vehículos distribuidos en sus distintas propiedades.
En comparación, el cliente Bugatti tiene un promedio de 64 vehículos entre modelos clásicos y nuevos, y cuando viaja lo hace en su propio helicóptero o avión privado, además de hospedarse en hoteles boutique también de su propiedad.
Bugatti ha confirmado que su próximo modelo será híbrido o completamente eléctrico para poder cumplir con las cada vez más estrictas regulaciones de emisiones, por lo que el Chiron se convertirá en el último modelo de la firma en usar una propulsión de la vieja escuela.
Aquellos con los bolsillos suficientemente holgados e interesados en asegurarse un modelo Chiron, deberán tomar una decisión rápida dado que – según estimaciones de analistas – sólo quedarían unas 200 unidades sin asignar. Quién sabe, si se demoran demasiado tal vez hasta tengan que conformarse con un corriente sedán Bentley.
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