No es Amazon, ni figura en la Bolsa de Nueva York, ni la de Londres o Tokyo. Konzum Nyrt, un conglomerado húngaro fundado poco antes de la caída de la Unión Soviética, debutó en la Budapest Stock Exchange en 1990 entre varias compañías muy baratas.
Por entonces, la empresa se desempañaba como una tienda minorista que vendía una variedad de productos como materiales de construcción y utensilios de cocina. Sin embargo, el año pasado sus ventas cayeron un 99%, su deuda a corto plazo se septuplicó y despidió al 86% de sus empleados.
Fue entonces que Lorinc Meszaros, un ex gasista, compró en febrero un 20% de la compañía. En tan solo dos semanas, las acciones de Konzum se cuadriplicaron y, en julio, alcanzó su valor máximo histórico cuando tocó un pico de 2.800 forintos, o USD 10,7, lo que representó un alza del 5.400% por el año.
Este año, Konzum fue la acción con mejor desempeño de cualquier bolsa del mundo, habiendo multiplicado su valor más de cincuenta veces en la Bolsa de Budapest. Actualmente, la compañía tiene una capitalización de mercado de alrededor de USD 142 millones. "Quizá soy más inteligente" que Mark Zuckerberg, dijo Meszaros, cuya compra en febrero desencadenó el frenesí a favor de la acción.
O quizá tiene mejores conexiones. Ex compañero de colegio del Primer Ministro de Hungría, Viktor Orban, la riqueza de Meszaros se ha multiplicado por quince desde 2014, convirtiéndolo en el quinto ciudadano más rico del país, con un valor total estimado en USD 460 millones, según el sitio web financiero Napi.hu. Sus negocios se extienden desde el sector constructor a la industria del vino. Según los cálculos del canal de televisión privado KTL Klub, que se ha enfrentado al gobierno en el pasado, las compañías ligadas a Meszaros y a su familia consiguieron en 2016 USD 858 millones de fondos a través de contratos públicos. En una entrevista con el periódico semanal Heti Valasz, el empresario atribuyó a su trabajo duro, "Dios, suerte y a Viktor Orban" por su fortuna.
Orban ha implementado varias reformas en Hungría desde que asumió el poder en 2010 luego de ocho años en la oposición. Con una mayoría superior a los dos tercios en el Parlamento, promovió una reforma constitucional, centralizó el poder y ha designado a varios aliados a importantes puestos del gobierno. Aunque el primer ministro ha sido alabado por estabilizar la cuenta pública y por independizar a su país de préstamos del Fondo Monetario Internacional, la ONG Transparencia Internacional asegura que también ha eliminado algunos controles contra la corrupción para enriquecer a sus amigos.
"Es obvio que están embolsando fondos públicos, pero todo parece estar de acuerdo con las leyes del país", dice Laszlo Urban, profesor de negocios en la Universidad Central Europea de Budapest y ex miembro del partido Fidesz de Orban. "Eso es realmente lo más preocupante para mí: que todo es legal".
Orban rechaza las acusaciones de que Meszaros -apodado por la oposición en el Parlamento como penztaros, o "cajero"-, es su testaferro. "Nunca tuve ni tendré un testaferro", le dijo al Parlamento en abril tras ser cuestionado sobre sus relaciones con otro viejo amigo. Por su parte, el empresario insiste que debe ser juzgado por sus méritos como empresario más que por su relación con el mandatario húngaro. "Somos amigos, pero eso no me da ningún beneficio financiero", afirmó en febrero.
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