Setenta afganos fueron secuestrados el viernes en su pueblo, situado junto a la principal autopista del sur del país, y al menos siete de ellos fueron ejecutados, anunció este sábado el jefe de la policía de Kandahar, que acusó a los talibanes.
Unas 30 personas fueron liberadas pero al menos otras 30 siguen en manos de sus captores, precisó a la AFP el general Abdul Raziq, jefe de la policía provincial.
Precisó que los hechos ocurrieron a lo largo de la autopista que une Kandahar, principal ciudad del sur del país y capital de la provincia del mismo nombre, con Tarin-Kot, la capital de la provincia de Uruzgán, una zona convulsa patrullada por insurgentes.
Estos no han reaccionado hasta ahora a la información ni reivindicado la acción.
“Los talibanes secuestraron ayer a 70 aldeanos en sus casas al lado de la autopista entre Kandahar y Tarin-Kot”
"Los talibanes secuestraron ayer a 70 aldeanos en sus casas al lado de la autopista entre Kandahar y Tarin-Kot", declaró el general Raziq. "Mataron a siete de ellos. Sus cuerpos han sido hallados por (otros) vecinos (de la localidad) esta mañana".
"Liberaron a 30 pero mantienen todavía rehenes a por lo menos 30", agregó el general y precisó que se trata de "civiles pastunes", la comunidad a la que generalmente pertenecen los talibanes.
La operación fue confirmada este sábado por responsables de la comisión independiente de derechos humanos en Kandahar y Kabul, en una declaración que condena el secuestro y la ejecución de estos civiles.
Se desconocen por el momento las razones por la que estas personas fueron secuestradas, pero este tipo de operaciones suelen tener por blanco a funcionarios del gobierno afgano y fuerzas de seguridad.
Es sin embargo la primera vez que los talibanes van directamente a un pueblo para secuestrar a sus habitantes. Generalmente interceptan vehículos en la carretera y verifican la condición de los pasajeros, en especial si están relacionados con el gobierno.
En junio y julio de 2016, una serie de interceptaciones dieron lugar al secuestro de casi 200 personas, en especial en la provincia de Kunduz: la mayoría fueron liberadas pero al menos mataron a una docena de ellas, según la policía.
El último incidente de este tipo se remonta al 12 de julio, cuando las autoridades afganas descubrieron los cuerpos acribillados a balazos de siete pasajeros de un autobús, cuyos ocupantes fueron secuestrados en el oeste durante un ataque atribuido a los talibanes.
Los grandes ejes de Afganistán se volvieron particularmente peligrosos debido a los bloqueos inesperados de los talibanes y otros grupos armados para interceptar a los vehículos y verificar la identidad de los pasajeros, que corren el riesgo de ser asesinados si pertenecen a las fuerzas de seguridad afganas.
Los civiles se encuentran cada vez más atrapados en el conflicto fuertemente recrudecido desde el inicio de la ofensiva de primavera de los talibanes, a finales de abril, contra el gobierno de Kabul.
Varias provincias del norte y el sur son el escenario de combates, entre ellas Helmand, donde 16 policías afganos murieron por error el viernes por la noche por un bombardeo estadounidense, cuando se encontraban movilizados y acababan de expulsar a los talibanes de una localidad.
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Con información de AFP