La hija de una pareja cuyos restos fueron encontrados perfectamente conservados en un glaciar 75 años después de su desaparición reveló cómo el misterio la dejó huérfana y separada de sus seis hermanos.
Monique Gautschy-Dumoulin tenía 11 años cuando se despidió de sus padres por última vez el 15 de agosto de 1942, explicó un artículo del diario británico DailyMail.
Marcelin Dumoulin, un zapatero de 40 años, y su esposa Francine, de 37 años, abandonaron su hogar en Chandolin, Suiza, para ordeñar sus vacas en un prado. Nunca regresaron.
Ahora, a los 81 años, la hija mayor Monique contó cómo la incertidumbre había proyectado una sombra sobre su vida.
"Habían ido a los campos para atender a las vacas", recordó desde su casa en Suiza. "Me dijeron que volverían más tarde en la noche o, posiblemente, al día siguiente, si estaban demasiado cansados. Era un sábado. Mi padre me abrazó".
A la mañana siguiente, Monique, cada vez más preocupada, salió de la casa para preguntar a los vecinos si los habían visto.
"Fui a encontrarme con una amiga al borde del pueblo para ver si los había visto regresar. Cuando ella dijo que no, empecé a llorar. Sabía que había pasado algo malo. El sacerdote, que era amigo de mi padre, lanzó una búsqueda. Todo el pueblo ayudó. Pero no había rastro de ellos, ni una pista", contó la anciana.
Monique dijo que ella y sus hermanos -Maurice, Raphael, Candide, Eugene, Charles y Marceline- permanecieron en la casa de la familia "durante dos o tres semanas" después de que sus padres desaparecieran.
"Yo era la mayor, así que estaba haciendo todo. La cocina, el lavado – y recuerde, esto era antes de las lavadoras–. Todo a mano. Tenía que cuidar de mi hermana y de mis hermanos. Fue difícil", contó. "Y entonces, un día, la casa fue cerrada. No se nos permitió tomar nada; nos fuimos sin recuerdos, nada. El sacerdote organizó un sistema para que todos nosotros viviéramos con diferentes familias".
"Había mucha gente que se acercaba ofreciendo ayuda, porque mi padre era un hombre tan popular que todo el mundo quería uno de los hijos de Marcelin. Pero una vez que nos reubicaron fue una historia muy diferente. No siempre fue fácil. Nuestra familia estaba separada a izquierda y derecha, fue un desastre no tener padres".
"No nos trataron necesariamente cómo debería haber sido. Fuimos enviados a trabajar a jardines, campos, viñedos. Nunca estuvimos juntos. Incluso si hubiéramos estado en el mismo pueblo, no nos veíamos porque trabajábamos mucho tiempo. A veces había festivales, pero había que pagar para eso. Así que cada uno descansó en su propio rincón del mundo y creció por separado. La vida cambió terriblemente después de que ellos desaparecieron".
Durante casi ocho décadas, su repentina desaparición fue un misterio. Hasta que el jueves pasado se realizó un extraordinario descubrimiento: sus cuerpos perfectamente conservados fueron encontrados uno junto al otro en el macizo de Diablerets en el glaciar de Tsanfleuron, en el sur de Suiza, junto con sus tarjetas de identidad, mochilas, una botella, un libro y un reloj.
Funcionarios dijeron que la pareja, cuyos cuerpos fueron identificados formalmente esta semana usando muestras de ADN, probablemente había caído en una grieta.
Monique dijo que la policía suiza la llamó para informarle sobre la identificación definitiva. Los familiares han dicho que el descubrimiento finalmente les daría una oportunidad para organizar el funeral que los Dumoulins nunca recibieron.
El velorio tendrá lugar el sábado, dijo Monique, añadiendo que le hubiese gustado mucho verlos antes, "solo para abrazarlos".
"Pasamos toda nuestra vida buscándolos, sin parar. Nunca pensamos que podíamos darles el funeral que merecían. Puedo decir que después de 75 años de espera, esta noticia me da una profunda sensación de calma", explicó Monique.
Y concluyó: "Para el funeral, no usaré negro. Creo que el blanco será más apropiado. Representa la esperanza, que nunca perdí".
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