Los habitantes del pueblo costero de Kokkilai, ubicado en el nordeste de Sri Lanka, vieron cómo el elefante se alejaba cada vez más de la orilla. Quedó a más de 16 kilómetros de distancia. Entonces lo reportaron a las autoridades, que desplegaron una embarcación de la Armada.
Junto con los marinos, había miembros del Departamento de Vida Silvestre, que contribuyeron con las tareas de rescate. No fue fácil, ya que no es sencillo subir a un animal de esa envergadura a un barco.
Tras varias horas de trabajo, la solución que encontraron fue que uno de los buzos le atara una soga alrededor del cuerpo. Así, pudieron arrastrarlo hasta tierra firme.
A pesar de la sorpresa que le causó a mucha gente ver un elefante nadando a tanta distancia de la costa, los expertos dicen que no es tan extraño. "Los elefantes asiáticos son muy buenos nadadores. No es raro que se alejen hasta 15 kilómetros de la orilla", contó Avinash Krishnan, del grupo conservacionista A Rocha, consultado por The Guardian.
De todos modos, no es una actividad que carezca de riesgos para ellos. "No pueden nadar durante demasiado tiempo, porque queman mucha energía. Además, el agua salada les hace mal a la piel. Así que en este caso era necesaria la intervención humana", agregó Krishnan.
Uno de los secretos de su capacidad para permanecer en aguas profundas es la trompa, que usan como si fuera un snorkel. Adicionalmente, tienen una extraordinaria capacidad pulmonar, que les permite regular la respiración sin mayores dificultades.
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