Los iraquíes en las principales ciudades del país siguen festejando la liberación de Mosul, luego de tres años de la brutal ocupación del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), como una gran victoria sobre los yihadistas.
En la vecina Siria las milicias apoyadas por Estados Unidos se aproximan a liberar también Raqqa, la que fue capital de facto del califato desde el inicio de su campaña de conquista, asesinato y desestabilización en 2014.
Mientras que las fuerzas del dictador Bashar al Assad, apoyadas por Rusia, presionan sobre los terroristas en Deir Ezzor sin cesar sus ataques a rebeldes y civiles de diferente afiliación.
Estas derrotas militares del ISIS, sumadas a la acumulación de reportes sobre la muerte de su líder Abu Bakr al Baghdadi, generaron en muchos la sensación de que la pesadilla de la opresión y la carnicería están llegando a su fin.
(Este mapa interactivo marca las principales ciudades de Siria e Irak aún bajo control del ISIS, la influencia del grupo en el territorio de ambos países)
Pero los reveses territoriales del "califato" y su proyecto de un Estado afincado en una tradición histórica casi mítica, que va tan atrás como hasta las conquistas de Mahoma, no significan que el grupo terrorista vaya a desaparecer por completo.
Regreso a Al Qaeda
"A medida que el ISIS pierda su base física en Mosul y Raqqa, veremos que muchos de sus combatientes, especialmente en el liderazgo, volverán a Al Qaeda", consideró James Howcroft, experto en terrorismo y profesor del centro George C. Marshall para Estudios en Seguridad ubicado en Garmisch-Partenkirchen, Alemania.
Cuando el Estado Islámico en Irak, antecesor del ISIS, comenzó sus operaciones en 2003 como parte de la insurgencia contra la invasión de los Estados Unidos, lo hizo prestando lealtad a la organización liderada por Bin Laden. Ambos grupos rompieron el vínculo en 2013, y se cree que muchos combatientes de Al Qaeda, especialmente de su rama siria Al Nusra, fueron captados por el ISIS.
"Y creo que aún tendremos el problema de los combatientes extranjeros que vuelvan a casa. En muchos casos las agencias de inteligencia no saben quienes son y francamente no saben qué hacer con ellos", agregó.
Howcroft participó el martes del seminario internacional "Amenazas trasnacionales: narcotráfico y terrorismo" organizado por la Universidad del CEMA, en Buenos Aires, Argentina, donde consideró que es probable que los combatientes del ISIS se separen y partan en diferentes direcciones, y que muchos puedan ser dirigidos a través de internet para "mantener la idea del califato viva" a través de ataques "low cost" como los que se han visto en Europa últimamente.
"Como experto en terrorismo me pregunto: '¿Es esto lo mejor a lo que podemos aspirar?' Nunca vamos a poder prevenir que alguien se suba a un auto y lo estrelle contra una muchedumbre haciendo compras", concluyó.
Guerrilla global
Paul Rogers, profesor del Departamento de Estudios para la paz de la Universidad de Bradford, en Inglaterra, compartió también la visión de un ISIS transformado en un movimiento de alcance mundial y una insurgencia a largo plazo.
Pero advirtió sobre no apresurase a cantar victoria en el plano militar sobre los yihadistas, en especial tras la experiencia de Mosul, un asedio mucho más largo y sangriento de lo esperado.
"El ISIS adquirirá un papel de fuerza guerrillera, tanto en Irak como en Siria, y seguirá esa guerra sin aferrarse a un territorio", dijo en un artículo reciente a la BBC. "Seguirá propagando su mensaje a nivel mundial, que está teniendo éxito tanto en Asia, como en Filipinas y en África, y llevará la guerra al campo enemigo en el Reino Unido, Francia, los Estados Unidos y Alemania, entre otros", agregó.
Rogers comparte también la postura de Howcroft con respecto a que muchos militantes se unirán a otros grupos yihadistas, sean locales o a redes globales como Al Qaeda.
Otros caminos para la violencia
Ali Soufan, experto en yihadismo y autor del libro Anatomía del terror: de la muerte de Bin Laden al surgimiento de Estado Islámico, consideró en un artículo del New York Times que los miembros del ISIS "buscarán un conducto alternativo de violencia".
En este contexto, uno de los sucesores posibles es la red de afiliados con sede en Libia, que aún cuenta con una gran cantidad de miembros y no se encuentra tan amenazada en el este de ese país africano como sus pares en Siria e Irak.
De esta manera, expertos acuerdan que tras el fin del "califato", el proyecto de un estado islámico basado en la tradición sunita salafista, la sharia y las prácticas del extremismo, los militantes del grupo pasarían a la clandestinidad.
"Seguirán causando problemas y podrán hacerlo debido a la inestabilidad del gobierno en Irak o la guerra civil en Siria", consideró Karin Von Hipper, directora general del Royal United Services Institute (RUSI), a la BBC, recordando la fragilidad de las fuerzas de Bagdad y su rápido colapso en 2014. "Los que no mueran o sean capturados podrían ir a Libia, Europa o Estados Unidos", agregó.
Mientras que Patrick Ryan, ex agente de inteligencia estadounidense, y Patrick Johnston, investigador en la corporación RAND, consideraron en un reporte que "cada vez que se encontró frente a una gran operación militar en su contra, el ISIS se las arregló para pasar a la clandestinidad en lugar de luchar en forma convencional".
Así pareció suceder con el Estado Islámico en Irak cuando tuvo que dispersarse durante las operaciones de los Estados Unidos en el país contra la insurgencia entre 2004 y 2010, para retornar al escenario luego de la salida de las tropas de Washington en 2011.
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