La Casa Blanca no ha logrado detener las pruebas de misiles ni congelar el programa nuclear norcoreano, cuyos oficiales celebran la escalada de tensión en la península.
El gobierno estadounidense resaltó este martes que "nunca aceptará a una Corea del Norte con armas nucleares", en respuesta a las provocaciones militares del régimen de Kim Jong Un. Sin embargo, poco ha podido hacer para detener el avance de las pruebas de misiles con las que el dictador comunista eleva las alarmas de la comunidad internacional.
En su último lanzamiento, Corea del Norte celebró haber probado su primer misil intercontinental, que tiene capacidad nuclear y podría alcanzar Alaska. El abanico de opciones es reducido para la Casa Blanca y todas las alternativas presentan riesgos, ya sea por una escalada de violencia o por una falta de efectividad.
Más represalias
Por ahora, Estados Unidos ha tenido una política de sanciones contra el régimen de Kim y una mayor presión al gobierno chino, único aliado de peso global de Corea. Aunque la Unión Europea podría sumarse a las represalias y condenas contra el gobierno comunista, China no es partidaria de tales medidas y aboga por una negociación.
"Se requieren acciones globales para detener una amenaza global", dijo el secretario de Estado, Rex Tillerson. "Cualquier nación que albergue trabajadores norcoreanos, provea cualquier beneficio económico o militar, o no implemente en su totalidad las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, está ayudando y es cómplice de un régimen peligroso".
Sin embargo, por ahora las autoridades norcoreanas no han mostrado señales de reducir sus planes bélicos. La oleada de indignación solo pareció inspirar al Gobierno, que emitió un comunicado el miércoles en el que el líder Kim Jong Un exhortó a sus científicos a "enviarles frecuentemente 'paquetes de regalos' grandes y pequeños a los yanquis", una aparente referencia al continuo flujo de pruebas nucleares y de misiles que Kim ha ordenado desde que asumió el poder a fines de 2011. Así, las sanciones no han mostrado la efectividad deseada.
Un ataque preventivo
En abril, luego de otro ensayo militar, Trump advirtió: "Estamos enviando una armada". Además, apenas horas después del reciente ensayo misilístico, EEUU y Corea del Sur respondieron con un ejercicio militar para enseñar el "músculo" en la región.
No obstante, un ataque preventivo, por ahora, no parece estar en los planes. Aunque el gobierno estadounidense haya advertido a China de la posibilidad de "actuar en solitario" en caso de que no tome cartas en el asunto, y ha señalado que es "difícil de creer" que Corea del Sur y Japón "toleren esto mucho más tiempo", Corea del Norte sí tiene capacidad para dañar a sus rivales.
La más reciente evaluación de inteligencia estadounidense es que el gobierno norcoreano aún no cuenta con la capacidad de montar una ojiva nuclear lo suficientemente pequeña en un misil balístico intercontinental, por lo que las ciudades norteamericanas parecen estar a salvo. Aún así, una ofensiva sobre las bases militares norcoreanas pondría en alto riesgo a los aliados de EEUU en la región, por la cantidad de misiles con los que cuenta Kim Jong-un y la escasa distancia con el Sur o con la costa japonesa.
Mayor presión sobre China
En su respuesta inicial del lunes, Trump exhortó a China a través de Twitter a "¡actuar con firmeza sobre Corea del Norte y poner fin a este absurdo de una vez por todas!". El presidente deberá poner a la obra toda su fama de hábil negociador para lograr que Xi Jinping deje de apoyar al régimen comunista.
Beijing dio la impresión de ceder a las presiones de los Estados Unidos en febrero, cuando anunció la suspensión de sus importaciones de carbón desde Corea del Norte en lo que queda de 2017. No hubo avances posteriores en ese sentido.
Así, Trump ya ha comenzado a expresar sus dudas de que Beijing cumpla lo que se le ha solicitado. Su gobierno ha tomado una serie de medidas en contra de intereses chinos que dejan entrever que al mandatario se le agota la paciencia.
Este miércoles, y en la previa de la cumbre del G-20, el mandatario tuiteó: "El comercio entre China y Corea del Norte creció casi 40% en el primer trimestre. Menos mal que China iba a trabajar con nosotros. ¡Pero bueno, había que intentarlo!".
La Administración Trump deberá analizar qué puntos está dispuesto a ceder a cambio de un rol más activo de Xi para con Kim, sin descuidar sus promesas electorales de reducir el déficit bilateral.
Trade between China and North Korea grew almost 40% in the first quarter. So much for China working with us – but we had to give it a try!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 5, 2017
Negociar y retroceder
El presidente surcoreano, Moon Jae In, se ha mostrado a favor de entablar un diálogo con las autoridades norcoreanas, sin dejar de aplicar sanciones contra el régimen.
La opción está en el tablero para los EEUU, siempre que Corea del Norte cumpla con congelar su programa nuclear y abandone los ensayos de misiles. Esa también es la alternativa que apoya China, a la que se unió este martes Vladimir Putin en una declaración conjunta.
El inconveniente para el Pentágono es que tal esquema implicaría también el cese de ejercicios militares con Corea del Sur. Un retiro de la zona ampliaría la influencia de China en la región, perspectiva que EEUU quiere evitar para no ver amenazado su rol hegemónico, alejándose de sus aliados. Sorprendentemente, este miércoles el general Vincent K. Brooks, comandante de las fuerzas norteamericanas en Corea, declaró estar a favor de una restricción y moderación militar en la zona, como única vía para evitar la guerra.
Además, Estados Unidos ya cuenta con dos fallidas negociaciones con Corea del Norte, durante los gobiernos de Clinton y Bush hijo.
Por otra parte, es poco probable que Kim Jong Un acepte un retroceso en sus logros ya alcanzados. Así, en ese escenario, los Estados Unidos tendrían que conformarse con que el régimen mantenga sus capacidades militares ya alcanzadas.
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