En febrero de 2017, en medio del avance de las fuerzas iraquíes en sus intentos por retomar el control de la ciudad de Mosul de las manos del Estado Islámico (ISIS), el corresponsal de la BBC en Irak, Quentin Sommerville, tuvo acceso a varias imágenes almacenadas en una tarjeta de memoria.
Las fotografías eran de combatientes de ISIS que habían muerto en enfrentamientos con el Ejército iraquí. Entonces comenzó la búsqueda para dar con sus identidades y con las historias detrás de las imágenes.
Sommerville contó que en la ribera del Tigris, cerca de la localidad de al Buseif, se topó con los cuerpos de tres combatientes del grupo terrorista. Uno de ellos llamó su atención: estaba sepultado bajo una montañas de escombros de lo que antes fue un búnker y su rostro parecía más el de un niño que el de un hombre.
Los soldados iraquíes limpian primero el área para descartar la presencia de más combatientes cerca. Después comienzan a revisar uno de los cuerpos. En uno de los bolsillos hallan un fajo de billetes sirios. Pero en el otro encuentran algo de mayor valor: una tarjeta de memoria de un teléfono.
Al examinar las fotos, lo primero que queda en evidencia es que muestran la evolución de este joven: de fotos luminosas con miembros de su familia a otras más oscuras donde se lo puede ver acompañado de otros combatientes. De abrazar a una niña pasa a portar un rifle Kalashnikov.
Un oficial iraquí explicó que los jóvenes de las fotos pertenecen al grupo de apoyo armado Nínive, una especie de comando que sirve de respaldo a las actividades militares principales.
Hay otra foto donde el joven posa como si estuviera dormido. Pero hay una que llamó la atención de Sommerville: es una toma, del mismo hombre un poco más viejo y con el pelo más largo. Mira directamente a la cámara, pero lo que es llamativo son sus manos, que están cubiertas por un par de guantes. Debajo de su ropa lleva un chaleco-bomba. Y los guantes ocultan el dispositivo que activa el artefacto explosivo. Está disfrazado de forma tal que el posible objetivo no pueda reconocer la amenaza y sonríe cubierto por una chaqueta color caqui.
Las fotos junto a sus compañeros combatientes y junto a otros soldados más antiguos evidencian el rigor de la guerra que ISIS está llevando a cabo.
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