El sitio web de una de las empresas japonesas que ofrece el popular tour promete una experiencia difícil de igualar. "Imagínate al mando de un karting fabricado especialmente para poder emular a tus ídolos de los videojuegos, pero en las calles de Tokio".
La experiencia más demandada hoy en la capital del país del sol naciente no es una visita guiada por sus milenarios templos ni una exótica experiencia gastronómica que recorra sus restaurantes especializados en el arte culinario del sushi.
Hoy día, miles de turistas llegan a Tokio desde todas partes del mundo para disfrazarse de Mario, Luigi, Wario y Donkey Kong, entre tantos otros personajes legendarios que marcaron la infancia de aquellos jóvenes que crecieron durante la década del noventa con las creaciones de Nintendo.
Nacido en 1992, el video-game Super Mario Kart marcó el inicio de una franquicia tremendamente exitosa para Nintendo que hasta la fecha – y luego de una infinidad de variantes que llevaron hasta el flamante Mario Kart 8 Deluxe para Nintendo Switch lanzado en abril de 2017 – lleva vendidos más de 100 millones de copias.
Desarrollado por el japonés Shigeru Miyamoto, considerado todo un gurú dentro la industria, Super Mario Kart fue concebido para continuar el éxito rotundo de Super Mario Bros lanzado en 1983, pero colocando a los simpáticos hermanos italianos y a sus amigos sobre cuatro ruedas, lo que presentaba una vuelta de tuerca a las clásicas aventuras del mundo digital a las que venían siendo sometidos por años.
El suceso de la serie fue tal que al día de hoy un nuevo tour comercializado por distintas compañías en la capital japonesa busca ofrecer a turistas de todo el mundo las mismas sensaciones que sentían por medio de un mando y la pantalla de su televisor al jugar Mario Kart, pero en medio del denso tráfico de las luminosas calles de Tokio.
Una nueva industria turística ha surgido en los últimos meses en un país que, pese a su reducido tamaño, es hoy la tercera economía a nivel mundial. Una combinación de ingenio y leyes poco claras en lo que hace a la circulación de kartings en la vía pública, han llevado al boom de los tours temáticos basados en el mundo de Mario Kart.
Miles de recorridos al mes son organizados por empresas como MariCar que proveen no solo los kartings fabricados especialmente para copiar a los del videojuego, sino también disfraces de todos los personajes, sistemas de comunicación entre los pilotos y las infaltables cámaras tipo GoPro para inmortalizar la experiencia y luego poder alardearla en redes.
Los vehículos cuentan con motor de 50cc y una potencia de 4 caballos de fuerza lo que permite catapultarlos hasta una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora, algo que no parecería por demás veloz pero que tiene aterrados tanto a peatones como a conductores de la agitada metrópolis.
Según reportes del periódico financiero Wall Street Journal, son especialmente las personas que pasan gran parte del día arriba de sus vehículos los menos adeptos a la nueva moda entre turistas. Akio Arinaka, un taxista de 60 años no dudó en expresar su descontento "Realmente son una molestia. Si los veo manejar cerca mío me asusto, sobre todo cuando se presentan en grandes grupos" compartió el japonés.
Los convoy de kartings conducidos por hombres y mujeres enfundados en coloridos trajes se han vuelto moneda corriente en Tokio, sobre todo en las densamente transitadas calles de la zona céntrica. Los tours son guiados por un residente a cargo y se alienta a los participantes a no arrojarse cáscaras de banana y otros objetos símbolo del videojuego que obviamente no son bienvenidos en la vía pública del mundo real.
Pero a pesar del relativo estado de supervisión en la que son llevados adelante, los tours de Mario Kart ya han generado varios accidentes menores entre los que se destacan un conductor vestido de Luigi que embistió con su vehículo una estación de policía.
Llamativamente y pese a lo que podría suponerse en una ciudad reconocida por sus estrictas leyes viales, los interesados solo deben presentar una licencia de conducir internacional y no están obligados a usar casco ni cinturón de seguridad, dado que los kartings califican como motocicletas de baja cilindrada.
Más allá de ser sinónimo de videojuegos, Japón también alberga a una cultura basada en el respeto y el bajo perfil; algo que no encaja con la naturaleza de la nueva moda sobre cuatro ruedas que preocupa a ciudadanos y autoridades por igual, quienes ya han hecho público su pedido de leyes más estrictas para adoctrinar a los – en su mayoría – turistas norteamericanos vestidos de Mario y sus amigos, pero en versión de carne y hueso.
Paralelamente MariCar, la empresa que cuenta con la mayor participación de mercado en lo que hace a los tours en karting y que cobra alrededor de USD 55 por una hora de alquiler, se encuentra en un litigio legal con Nintendo por violación de copyright, a pesar de que sus representantes aseguran haber tenido un acuerdo previo "de palabra" con el gigante de los videojuegos sobre el uso de su marca.
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