Los líderes del G7 pidieron este viernes a Rusia e Irán, que apoyan al régimen del dictador Bashar al Assad en la guerra en Siria, que utilicen su influencia para conseguir un alto al fuego en ese país y abrir el camino para una solución política.
"En el caso de Siria, hemos acordado que será imposible derrotar al terrorismo sin un acuerdo político que lleve a una transición estable lejos del presidente Assad", dijo la premier británica, Theresa May, en una rueda de prensa al término de la primera jornada de la cumbre del G7 que se celebra en Taormina.
May afirmó que los socios de este foro –el propio Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Japón, Italia, Alemania y Francia–, así como la UE, valoran "los progresos" hacia un descenso en la intensidad del conflicto, pero piden esfuerzos a los socios del presidente sirio.
"Está claro que los regímenes que lo apoyan, Rusia e Irán, deben utilizar su influencia para conseguir un alto al fuego y avanzar hacia un auténtico progreso político", dijo la primera ministra británica.
El acuerdo no supone un "cambio de dirección" o "una iniciativa nueva para hacer la guerra en Siria", precisaron fuentes de la Presidencia francesa, sino un "compromiso reafirmado" sobre la región.
Para Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, lideró el debate sobre Siria, la cuestión esencial era "armonizar" la posición de los siete países en un momento en que cuatro de ellos –Italia, Reino Unido, Estados Unidos y la propia Francia– tienen nuevos gobernantes.
En este sentido, el grupo de las democracias más industrializadas del mundo acordó seguir "desafiando" las "actividades desestabilizadoras de Irán tanto en Siria como en el resto de la región", dijo May en la rueda de prensa.
Asimismo, –señaló– los países están comprometidos a mantener sus esfuerzos para evitar que Teherán adquiera capacidades de armamento nuclear.
Los líderes del G7 dedicaron buena parte de la primera jornada de su cumbre a temas de política exterior, con particular atención a la situación en Siria, Libia y Corea del Norte.
Los países condenaron los "continuos" ensayos nucleares y con misiles balísticos de Corea del Norte y estuvieron de acuerdo en incrementar la presión sobre Pyongyang para garantizar una solución pacífica para la región.
La situación en Libia cobró una renovada importancia después de que las investigaciones sobre el atentado del pasado lunes en Manchester revelasen que el terrorista suicida, un británico de origen libio, tenía conexiones en su país de origen.
Estos hechos "han puesto el foco sobre este espacio casi ingobernable a la orilla de Europa", manifestó May sobre Libia, que también tiene una influencia clave en los flujos migratorios que llegan al Viejo Continente.
"Debemos redoblar nuestro apoyo al esfuerzo liderado por Naciones Unidas que lleva a todas las partes a la mesa de negociación y reduce la amenaza del terror desde esta región", añadió la primera ministra británica.
Con información de EFE