Aviones egipcios bombardearon el viernes el centro principal de grupos terroristas en el este de Libia, horas después de que el presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, anunciara que no dudaría en golpear los campos de entrenamiento de los yihadistas tras el atentado en el que murieron 28 cristianos coptos.
Según la agencia oficial de noticias MENA, que citó a fuentes oficiales de alto rango, las fuerzas aéreas egipcias destruyeron "por completo", en Derna, el centro principal de los grupos islamistas Majlis al Shura y Muyahidín de Derna, uno de los principales bastiones de los grupos yihadistas de Libia.
De acuerdo con la televisión estatal egipcia, los aviones egipcios realizaron seis incursiones contra "un campamento de entrenamiento de terroristas" en la ciudad, situada en el este de Libia.
Pocos minutos antes del anuncio de este bombardeo y en un discurso televisado, el presidente egipcio prometió acabar con los yihadistas y atacar sus campos de entrenamiento tanto "en suelo egipcio como extranjero".
Al Sisi acusó al grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) de perpetrar el ataque del viernes realizado por diez hombres enmascarados contra un autobús de cristianos coptos que se dirigía al monasterio de San Samuel, cerca del pueblo de Al Adua, en la provincia de Minia, sur de Egipto.
Asimismo, en su alocución Al Sisi manifestó que como el Estado Islámico está perdiendo terreno en Siria y en Libia, sus combatientes están entrando en Egipto a través del Sinaí y por la frontera con Libia.
Este ataque coincide con la ofensiva lanzada hace meses por la rama egipcia de ISIS contra la minoría copta en Egipto. La organización extremista quiere multiplicar los ataques contra esos cristianos, que representan a cerca del 10% de los más de 90 millones de egipcios.
En los últimos seis meses, ISIS reivindicó atentados suicidas contra dos iglesias coptas en los que murieron 45 personas al norte de El Cairo a comienzos de abril y otro ataque suicida contra un templo copto en el centro de la capital que dejó 29 fallecidos en diciembre.
Tras el doble ataque del Domingo de Ramos, Al Sisi declaró el estado de emergencia por un plazo de tres meses. Acusó entonces a los yihadistas de intentar dividir el país al atentar contra las minorías.
Pese a todo, ISIS no ha asumido todavía la autoría del atentado.
La mayor autoridad religiosa de Egipto, Al Azhar, condenó el ataque del viernes, la víspera de que comience el Ramadán.
"El incidente de Minia es inaceptable para los musulmanes y los cristianos y atenta contra la estabilidad de Egipto", declaró por su parte el gran imán Ahmed al Tayeb en un comunicado.
En Facebook, la Iglesia copta pidió "medidas para prevenir los peligros de esos incidentes, que empañan la imagen de Egipto".
"El derramamiento de sangre cristiana debe cesar", reaccionó el presidente estadounidense, Donald Trump, mientras que su homólogo ruso, Vladimir Putin, aseguró que se trataba de "un nuevo testimonio de la barbarie y de la crueldad del terrorismo".
Por último, el papa Francisco calificó el acto de "bárbaro" y de "acto de odio insensato", un mes después de haber visitado El Cairo para defender la tolerancia junto al gran imán sunita Al Azhar.
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Con información de EFE y AFP