El bloguero ruso Ruslán Sokolovski fue condenado el jueves a 3 años y medio de prisión con pena suspendida, tras ser detenido el año pasado por cazar pokémones en una iglesia cristiana ortodoxa en los Urales y ser declarado culpable de varios delitos, entre ellos el de instigar el odio hacia los creyentes.
La jueza Yekaterina Shoponiak, de la corte en Yekaterinburgo, señaló que la pena contempla un período de prueba de tres años durante los cuales Sokolovski podría ingresar en prisión para el cumplimiento efectivo de la pena en caso de que incurra en un nuevo delito.
"Mucha gracias a todos por el apoyo que me han prestado", dijo a la prensa el bloguero de 22 años al término de la audiencia, celebrada en un tribunal de la ciudad de Yekaterinburgo, 1400 kilómetros al este de Moscú, y trasmitida en directo a través de YouTube.
Su liberación fue exigida por la oposición y Amnistía Internacional (AI), y Sokolovski no admitió su culpa, negó que sea un extremista, como mantiene la acusación, y recordó que su delito no es "en absoluto violento".
"No se trata de piedad o de un esfuerzo sincero de proteger la libertad de religión en Rusia. Se trata de un nuevo ataque contra la libertad de expresión", reaccionó AI.
Además, en el juicio Sokolovski señaló que tiene a su madre a su cargo y que si es enviado a la cárcel durante varios años, ya no podrá encargarse de ella.
La Fiscalía acusó al bloguero de violar el derecho a la libertad de credo, pero también de otros dos cargos: instigar al odio y de tenencia ilegal de equipos técnicos destinados a la captación secreta de información
Y es que las fuerzas de seguridad encontraron durante el registro del domicilio del acusado un bolígrafo espía con cámara oculta incorporada.
Sokolovski, autodefinido como ateo, fue detenido después de publicar un vídeo titulado "Cazando pokémones en la iglesia", en el que calificaba a Jesucristo del "pokémon más raro" y se lamentaba no haber pido conseguirlo.
Sus andanzas tuvieron lugar en la catedral de Ekaterinburgo, construida en el lugar de la ejecución en 1918 del última zar de Rusia, Nicolás II, y de su familia.
Con información de AFP y EFE
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