El candidato socioliberal a la Presidencia de Francia, Emmanuel Macron, favorito en todos los sondeos para la victoria, y la candidata de ultraderecha, Marine Le Pen, votaron este domingo casi en simultáneo en el ballotage que decide quién será el sucesor de François Hollande. Los reportes sobre la asistencia a las urnas muestran una participación baja, aunque similar al de la primera vuelta.
El centrista votó en la localidad de Le Touquet, en el noroeste del país, en medio de una gran expectación popular y mediática. Acompañado de su esposa Brigitte, Macron abandonó el domicilio familiar en esa turística localidad sobre las 10.45 (hora local, 8.45 GMT) para dirigirse al Ayuntamiento, donde depositó su voto un cuarto de hora más tarde.
Tras el acto cívico, el candidato saludó a los numerosos vecinos que se habían dado cita en el lugar, muchos más que los que se congregaron en el mismo lugar en la primera vuelta. Macron tiene previsto pasar el resto de la mañana en familia, antes de viajar a París, donde vivirá la jornada electoral.
Por su parte, la líder del Frente Nacional sufragó en su feudo electoral de Hénin-Beaumont, en el norte de Francia. Con apariencia seria y ante un buen número de periodistas, Le Pen, a quien las encuestas dan como derrotada por un considerable margen, acudió acompañada por el alcalde de la ciudad, Steeve Briois.
Le Pen votó sin incidentes tras la detención de activistas feministas un par de horas antes por colgar una enorme pancarta en contra de la aspirante en el exterior de una iglesia.
Las autoridades electorales reportaron al mediodía una participación del 28,23%, ligeramente por debajo del mismo informe en la primera vuelta, que indicó un 28,54 por ciento. No obstante, es considerablemente menor a la asistencia en 2012 y 2007, cuando se rondó el 34% y 30%, respectivamente.
Por su parte, el mandatario Hollande acudió a un colegio electoral de su feudo político de Tulle, en el suroeste del país, donde públicamente el voto para su ex ministro de Economía.
El futuro de la Unión Europea podría estar también en manos de los 47 millones de franceses llamados a las urnas, que pueden arriesgar y colocar en el Palacio del Elíseo a Le Pen, que sueña con abandonar el bloque y la moneda única, o jugar seguro con Macron, un proeuropeo que quiere reforzar la unión. En ese sentido, ha recibido el respaldo de la canciller alemana, Angela Merkel, y el expresidente estadounidense Barack Obama.
Los mercados financieros de todo el mundo y los vecinos de Francia siguen la cita electoral con atención. Un "Frexit" sería más devastador que la salida de Gran Bretaña del bloque, ya que la gala es la segunda economía del euro. La nación es además un pilar central de la UE y de su misión de mantener la paz de posguerra a través del comercio libre y una política de fronteras abiertas.
Cualquiera que sea el resultado de la votación del domingo, significará un cambio profundo para Francia, la sexta economía del mundo, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y potencia nuclear.
Es la primera vez en los últimos 60 años que ninguno de los dos grandes partidos tradicionales de izquierda y derecha tiene un candidato en la última ronda de la elección presidencial.
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Las votaciones, que comenzaron este sábado en los territorios franceses de ultramar y en los consulados galos en el continente americano, estarán rodeadas por excepcionales medidas de seguridad, en la línea de las que se desplegaron en la primera vuelta.
Más de 50.000 policías y gendarmes, apoyados por los 7.000 militares movilizados en el marco de la operación antiterrorista Sentinelle, velarán por que la segunda vuelta de las presidenciales se desarrolle en "máximas condiciones de seguridad".
En la primera vuelta del pasado 23 de abril, Marcon encabezó el resultado con 23,75% de los sufragios delante de su adversaria de 48 años que obtuvo el 21,53%.
Sin embargo, es una incógnita qué sucedería con una abstención alta acompañada por un aumento exponencial del voto en blanco, una circunstancia que se contempla por el rechazo que producen ambos candidatos en algunos sectores de la sociedad.