El 3 de mayo de 2007, fecha en la que desapareció sin dejar rastro la niña Madeleine McCann, nació por su búsqueda una obsesión que pasó desde Portugal al Reino Unido y recorrió todo el mundo, llegando incluso a macabras e insensibles bromas que se mantienen 10 años después.
La tragedia de los McCann, quienes estaban de vacaciones en Praia da Luz, es todavía un negocio para vendedores que promocionan camisetas con mensajes que buscan ser graciosos o incluso insultantes. A pesar de los esfuerzos de los parientes y de usuarios que se solidarizan con la familia, es posible encontrar este tipo de merchandising en la red.
"Maddie vive… en mi sótano", se lee en diversos productos, como si el caso fuese un chiste. Otro mensaje es una supuesta publicidad de un "Gimnasio McCann (para padres fuera de forma —o no adecuados—)".
Otro diseño es una acusación directa a los padres. Durante la conmoción del caso, no han faltado las teorías que los señalan como los culpables e incluso como los asesinos o como los entregadores a una red de trata. "Asesinos abusadores de niños", acusa en letras sangrientas una camiseta.
Los defensores de esa teoría también pueden encontrar otro modelo con la leyenda "Yo no quiero a Gerry y Kate McCann", con un corazón tachado, para luego criticarlos por dejar a su hija sola mientras cenaban con amigos.
En los últimos tres años y medio, no ha trascendido ninguna información sobre esta investigación, aunque el décimo aniversario de la desaparición de Maddie, como la llamaban sus familiares y amigos, ha puesto fin al silencio de las autoridades y de la familia.
"Ningún padre va a renunciar a su hijo a menos que sepa con certeza que su hijo está muerto, y simplemente no tenemos ninguna evidencia", afirmó el domingo Gerry McCann, en una entrevista para la BBC. "Mi esperanza de que Madeleine esté ahí no es menos de lo que era hace casi 10 años. Quiero decir, aparte de las primeras 48 horas, nada ha cambiado desde entonces", agregó la madre, Fiona McCann.
En la investigación se han invertido alrededor de 11 millones de libras, a los que se añaden una prórroga de 85.000 libras que concedió recientemente el Estado por seis meses más, que permitirán seguir avanzando en las pesquisas.
En tanto, en Portugal, fuentes de la Policía Judicial confirmaron este miércoles que la investigación sigue pendiente y que está a cargo de un equipo de inspectores de la Dirección del Norte, liderado por la coordinadora de investigación criminal Helena Monteiro. La causa había sido cerrada en 2008, pero se reabrió en octubre de 2013, después de que un equipo de investigadores de Oporto encontrase nuevos indicios al "volver a analizar" lo ocurrido.
Las persianas del departamento 5 A del complejo hotelero Ocean Club permancen cerradas. Es desde una de esas habitaciones que desapareció Maddie, de casi cuatro años. Sus padres cenaban esa noche en un restaurante cercano con amigos. Secuestro, muerte accidental, homicidio. Una década y centenares de interrogatorios y operativos después no permitieron revelar el misterio.
En una entrevista publicada este miércoles por el semanario luso Expresso, el director adjunto de la PJ, Pedro do Carmo, aseguró que la policía lusa continúa "convencida" de que hay elementos sobre los que se puede trabajar y que podrán "conducir a algunos resultados".
Aunque no quiso agregar detalles sobre la investigación en curso, sí fue tajante al desechar una de las teorías que se llegaron a barajar: "Los padres de Maddie no son sospechosos. Punto".
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