Al menos 32 civiles y combatientes antiyihadistas murieron este martes en ataques suicidas del grupo Estado Islámico y los combates que siguieron cerca de un campo de refugiados y desplazados en el nordeste de Siria, según una ONG.
"Al menos cinco kamikazes del Estado Islámico se hicieron estallar cerca de un campo de refugiados iraquíes y de desplazados sirios en la provincia de Hasake", informó Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
También, precisó que luego se registraron enfrentamientos entre los combatientes del ISIS y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza de milicias kurdas y árabes. Los terroristas "cometieron una masacre" contra los civiles desplazados mientras intentaban entrar en el territorio controlado por las FDS, indicó Redur Khalil, vocero de la milicia.
El OSDH explicó que en Rajm al Salibi, en cuyos alrededores transcurren los enfrentamientos entre los dos bandos, hay cientos de desplazados originarios de otras zonas que esperan allí poder trasladarse en algún momento a la ciudad de Hasake, capital de la provincia homónima.
Este ataque coincide con un retroceso de los extremistas frente a las FSD en la urbe de Tabqa, en el oeste de la provincia nororiental siria de Raqqa y antiguo centro de seguridad de los radicales.
Las FSD, apoyadas por los aviones de la coalición internacional y fuerzas especiales estadounidenses sobre el terreno, dominan más del 90% de Tabqa, una localidad estratégica por su proximidad a la presa del Éufrates, la mayor del país y en manos del grupo terrorista.
Es habitual que, siempre que se siente hostigado en un lugar determinado, el Estado Islámico responda con contraataques en otras áreas en Siria.
Desde noviembre, las FSD desarrollan en Raqqa, el bastión principal de los extremistas en el territorios sirio, la ofensiva Ira del Éufrates para expulsar al ISIS de la región.
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