En los sitios de internet pro-suicidio, el acto de quitarse la vida se trata como algo normal. Sin embargo, es un tema de salud pública que causa la muerte de 40.000 personas por año en los Estados Unidos. Y las páginas que aprueban, alientan o aconsejan a los suicidas son una parte oscura del problema.
"Usar internet para leer sobre suicidio puede ser un faro de esperanza, dado que mucho del contenido disponible promueve la prevención o brinda recursos para personas afligidas", escribió el médico Nathaniel Morris en The Washington Post. "Sin embargo, varios estudios han expresado preocupación sobre sitios que pueden alentar el suicidio o las autolesiones". Citó uno que se presentaba como "un lugar donde la gente interesada en métodos de suicidio se junta a discutir".
En 2008 uno de esos estudios había hallado que escribir "cómo suicidarse" en un buscador conduce a una lista inicial de diez direcciones, de las cuales dos alentaban el suicidio o describían maneras de quitarse la vida. Pero esa misma verificación en 2014 mostró que eran tres veces más.
¿Qué se encuentra en esas páginas que pueda resultar peligroso para las personas que atraviesan una depresión o sufren un cuadro de desesperación? Palabras que "alientan, promueven o facilitan el suicidio", "relatos personales o de terceros sobre métodos de suicidio", "información y discusión sobre sus ventajas y desventajas" o describan la autolesión como algo positivo; también tenían foros en los que la cuestión se discutía en broma.
"La investigación sugiere que estos sitios atraen a la gente, en particular a la gente joven, que está angustiada", continuó Morris. Es la población más afectada: el suicidio termina con la vida de más adolescentes que el cáncer, la gripe, la neumonía, la diabetes y las enfermedades cardíacas y respiratorias combinadas.
"En una encuesta de 1.500 jóvenes estadounidenses, aquellos que visitaban sitios pro-suicidio pensaba 11 veces más en hacerse daño y siete veces más en quitarse la vida que quienes no los visitaban". Otro estudio, de 2015, halló que el 20% de los adultos jóvenes con antecedentes de depresión o intentos de suicidio habían visitado estos sitios.
Según el autor, es difícil comprender la motivación detrás de estos sitios. "¿Por qué alguien querría estimular a otros para que se mataran, con frecuencia brindándoles instrucciones detalladas sobre cómo hacerlo?", planteó. "El anonimato relativo de internet hace que esta pregunta sea un desafío".
En muchos lugares existen leyes que penalizan a quienes colaboran con un suicidio, que apuntan en particular a la relación entre médicos y pacientes. Pero existen menos normativas sobre los sitios pro-suicidio en internet.
Luego del suicidio en el estado de la Florida de Suzanne González, de 19 años, tras discutir cómo lo haría —detalles sobrea la ingesta de cianuro de potasio— en un foro, sus padres comenzaron una campaña para criminalizar el uso de internet con estos fines. La "Ley de Suzy", como se llamó el proyecto presentado en el Capitolio en 2007, espera todavía ser tratada.
La cuestión es compleja porque los sitios y sus usuarios pueden tener diferente ubicación geográfica, porque es difícil probar la relación directa entre una publicación y un suicidio y porque la legislación podría afectar la libertad de expresión.
Australia se convirtió en uno de los primeros países en criminalizar estos sitios, en 2006. Dos años más tarde la policía de Japón solicitó a los proveedores de internet que dieran de baja a los sitios que promocionaban el suicidio, luego de que docenas de personas se quitaran la vida con el mismo método descripto en línea. Corea del Sur y Rusia tomaron medidas similares.
"El suicidio sigue siendo difícil de anticipar, y apenas estamos comenzando a comprender el papel de internet en la salud mental", concluyó Morris.
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