Australia lo planificó y lo logró: cierra su industria automotriz

Cuando salga de la planta el último Holden, el modelo emblemático del país, se terminará la producción. Mientras Donald Trump busca recuperar los empleos automotrices, el primer ministro Malcolom Turnbull apoya una visión distinta del futuro

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La marca nacional de automóviles de Australia, Holden, cierra su planta en 2017. Es el final oficial de la industria entera en el país-continente.

Australia tiene una marca nacional de automóviles. El Holden, nacido hace casi un siglo, se convirtió en un ícono de tal magnitud que General Motors se instaló en el país para fabricarlo. Pronto será, además de un símbolo, un objeto de colección: la empresa cerrará sus puertas a fin de año. Con ese final termina también la industria automotriz australiana.

Aunque causará una pérdida de USD 29.000 millones —el 2% del Producto Interno Bruto— y de 200.000 empleos, el cierre es una acción planificada. La nación-continente lleva 26 años sin recesión y ajustará su economía a un modelo que pone el foco en los servicios, no los bienes. "La fabricación de objetos ha llegado oficialmente a su fin", dijo el experto en economía Jason Murphy a la publicación Quartz. "Australia es hoy un país cuya economía consiste en hacer cosas y ayudar a la gente".

El Holden, favorito de los fanáticos de los motores, perdió ante la competencia de los carros importados.
El Holden, favorito de los fanáticos de los motores, perdió ante la competencia de los carros importados.

El primer ministro Malcolm Turnbull continuó la política de su antecesor Tony Abbott, que anunció la cancelación de los subsidios a la industria en 2014. Según la Comisión de Productividad, los contribuyentes habían gastado unos USD 23.000 millones entre 1997 y 2012 en esos estímulos, sin que se lograra inclinar el favor del público. El Holden era el preferido de los fanáticos de los motores y de los policías, pero los carros importados, que cuestan menos o están mejor equipados, ganaron a la mayoría.

Aunque Australia era uno de los 13 países del mundo con capacidad para fabricar un automóviles desde cero —en 1974 llegó a un pico de producción de medio millón de unidades—, las autoridades consideraron que convenía redistribuir esos recursos. Como consecuencia, en 2014 Toyota cerró su producción local.

La política de subsidios a la industria automotriz terminó en 2014, con miras a cancelar la producción a fines de 2017.
La política de subsidios a la industria automotriz terminó en 2014, con miras a cancelar la producción a fines de 2017.

Mientras Donald Trump busca recuperar los empleos  automotrices, Australia se inclinó por la "reducción gestionada". Desde la década de 1980 esa política buscó un avance paulatino, tolerable económica y políticamente, hacia el cierre de la industria que se realizará a finales de 2017.

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