Un oficial del ejército estadounidense informó a USNI News el lunes que durante el fin de semana, la Armada rusa desplegó dos corbetas de clase Steregushchiy, un remolcador de alta mar y una flota de reabastecimiento desde su base naval en Kaliningrado, en el Mar Báltico, hacia la costa de Siria.
Los navíos llegarán al Mediterráneo Oriental en los próximos cinco días y se unirían a seis buques de guerra y otros cuatro de apoyo que actualmente forman parte de la fuerza naval rusa en el Puerto de Tartus, que Siria cedió a Rusia por 49 años el 20 de enero de este año. La base puede albergar hasta once buques de guerra.
Las corbetas son de los navíos más modernos de Rusia, construidos entre 2001-2008. Pesan 2.200 toneladas y según un oficial de la Armada estadounidense, están "diseñadas para operaciones en zonas marítimas adyacentes, la lucha contra los buques de superficie enemigos y submarinos".
Tan solo la semana pasada, la fragata rusa Almirante Grigorovich fue enviada a Tartus desde el mar Negro, donde se encontraba entrenando con aviones turcos. El navío de 4.000 toneladas llevaba consigo ocho misiles teledirigidos Kalibir NK de largo alcance.
Hasta principios de este año, la fuerza naval rusa en Tartus era mucho mayor. El portaaviones ruso Almirante Kuznetsov, que incluye a más de 40 aeronaves de la aviación naval rusa, estuvo participando de ataques antiterroristas desde la costa de Siria, desde noviembre de 2016 hasta enero de este año, cuando regresó a su zona de despliegue permanente de Severomorsk en la península de Kola al norte de Rusia. El 18 de enero estaba siendo vigilado por la Armada española mientras cruzaba el estrecho de Gibraltar.
También estaba allí el crucero Piotr Veliki (Pedro, el Grande), el mayor buque militar de propulsión nuclear del mundo, pero ya se encuentra de regreso en la Flota del Norte.
Por su parte, la Armada de Estados Unidos mantiene una limitada fuerza naval en el Puerto de Rota, en España. Según algunas informaciones, desde allí se desplegaron USS Ross y USS Porter con 59 misiles que eventualmente bombardearon a la base aérea siria en Shayrat en represalia por los ataques químicos del régimen de Bashar al Assad que masacró a más de 80 civiles en Idlib.
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