El gas sarín, utilizado por el gobierno de Bashar al Assad en Siria según la Casa Blanca, es un poderoso gas neurotóxico descubierto en vísperas de la Segunda Guerra Mundial en Alemania y utilizado en el subterráneo de Tokio en 1995.
Además de su inhalación, el simple contacto de la piel con este gas organofosforado bloquea la transmisión del influjo nervioso y conduce a la muerte por paro cardiorespiratorio. La dosis letal para un adulto es de medio miligramo. Es inodoro e invisible.
Un violento dolor de cabeza y la dilatación de las pupilas son los primeros efectos de este gas. Convulsiones y paros respiratorios preceden al coma y la muerte.
El sarín puede ser utilizado en aerosol, pero también puede servir para envenenar el agua y los alimentos, según el Center for Disease and Control Prevention (CDC, centro para el control y prevención de enfermedades) de la ciudad de Atlanta, Estados Unidos.
Vestimentas que hayan estado en contacto con vapores de sarín en forma continua pueden contaminar a otras personas hasta media hora después de la exposición, señala el CDC, según el cual existen antídotos.
¿Cómo se produce?
La fabricación del gas sarín es un proceso complejo que requiere conocimientos avanzados en química. Pero fue casualmente, mientras trabajaban sobre nuevos pesticidas, que químicos alemanes de la firma IG Farben lo descubrieron en 1938.
La denominación de este gas proviene de los nombres de esos científicos: Schrader, Ambros, Rüdiger et Van der Linde.
El gas fue utilizado por Sadam Hussein durante la guerra entre Irán e Irak en los años 1990 y por la secta Aum Verdad Suprema en un atentado perpetrado en el metro de Tokio el 20 marzo de 1995. Varios integrantes de la secta equipados con bolsos cargados de sarín líquido que habían pinchado con un paraguas mataron de esta manera a 12 personas e hirieron a cientos.
Siria, que el 23 de julio de 2012 admitió por primera vez que posee armas químicas, dispondría de "centenares de toneladas" de diversos agentes químicos, según el Centro de Estudios sobre la No Proliferación del Instituto Monterrey de Estados Unidos. Damasco tendría igualmente gas VX, un neurotóxico derivado del sarín y aún más potente.
El ataque del martes pasado en la provincia de Idlib muestra que Al Assad nunca dejó de utilizar este tipo de arma letal e inhumana como le había hecho creer al resto del mundo.
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