Un plan para reemplazar el tradicional sistema de iluminación de Roma con uno más moderno y barato, formado por luces LED, está causando revuelo entre los habitantes de la capital italiana.
"Es un atentado a la luz nocturna de Roma", aseguraron varios intelectuales, actores y asociaciones ciudadanas que protestaron contra las nuevas luces.
Según los críticos, la nueva iluminación -que tiene un color blanco y frío- molesta la vista y oscurece los monumentos. Y, por sobre todo, transforma la típica atmósfera romántica de la ciudad.
La administración ciudadana comenzó hace unos meses a sustituir las viejas bombillas amarillas en distintos barrios de la capital, justificando la medida con la necesidad de ahorrar energía.
El cambio fue decidido durante la administración anterior, pero desde que la nueva alcaldesa Virginia Raggi asumió en junio, fueron instaladas cerca de 100 mil lámparas LED, la mitad de las planeadas en el proyecto, que permitirán ahorrar varios millones de euros en el futuro.
Pero, a pesar de los beneficios, las nuevas luces no le gustaron a los romanos. Y en las redes sociales no faltó quien comparara la nueva iluminación con la de un hospital, de una morgue o un cementerio.
"No se trata de un simple cambio de bombillas. Está en riesgo la belleza de Roma, el encanto de los barrios, el respeto de su historia y de la ciudad. Los colores de la noche de la parte histórica tienen que tener la dignidad de un proyecto bien planeado", dijo Valentina Grilli, la presidenta del Fondo Ambiente Italiano (FAI), un ente que vela para la protección del patrimonio histórico del país.
"Los nuevos dispositivos a 3600 grados Kelvin emiten un rayo de luz encandilante, mientras alrededor la oscuridad es todavía más oscura", se quejó el FAI, según reporta el diario La Repubblica.
Los romanos cuestionan además la forma de las nuevas luces: modernas y rectangulares, y dejan vacíos los faroles de la ciudad, afectando la armonía del conjunto arquitectónico.
Para mejorar el resultado, el FAI sugirió dos soluciones: "Los LED tienen que ser reemplazados con otros de una temperatura de 2700 kelvin, para que disminuya el efecto encandilante y puedan tener un color más cálido", dijo Grilli, según la cual tiene que ser protegida la ciudad patrimonio de Unesco. Además, según el FAI deberían ser conservados los faroles originales.
Por otra parte, las autoridades de la ciudad aseguraron que la sustitución de las luces con un tono más claro fue motivado también por razones de seguridad, ya que muchas partes de la ciudad quedaban demasiado oscuras. Además, afirmaron que para las calles del centro de la ciudad -donde está ubicada la mayor parte de los monumentos- ya fue prevista una luz más cálida comparada con la del resto de la capital, tal como recomendaron las autoridades que se ocupan de la protección del patrimonio artístico.
Pero las justificaciones parecen no ser suficientes para calamar las críticas de los ciudadanos. Las viejas luces y las nuevas son "una cena con velas versus la góndola de los productos congelados del supermercado", escribió una usuaria en Facebook.
Aunque no todos rechazan el cambio. "Es como vivís la ciudad, no la iluminación, lo que la hace romántica", dijo al New York Times Cosimo Barnaba, un peluquero dueño de un negocio en el centro. "Roma es siempre bella, incluso con la luz blanca".
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